Durante estos días hemos tenido un intenso intercambio con la organización que agrupa a los artistas de Los Antiguos, y Corina, una gestora cultural local, quedamos en ir a visitar juntos uno de los lugares más importantes de la región, no solo por la belleza de sus paisajes, si no por su historia y valor arqueológico. El parque Jeinimeni contiene uno de los lugares sagrados del pueblo Tehuelche, una piedra enclavada de 40 metros de altura, cuevas con manos grabadas y pinturas en sus paredes. Visitamos este lugar con ganas de trabajar, ver qué podemos hacer, grabar alguna performance o algún video musical entre artistas de los dos pueblos vecinos. Recorrimos este impresionante lugar, nos imaginamos como vivían los Tehuelches, sus antepasados u otros pueblos más antiguos, nos imaginamos este lugar lleno de gente, compartiendo de cueva en cueva, nos imaginamos este paisaje hundido en el agua, emergiendo a la superficie después de gran cataclismo.
Al entrar a la cueva principal, nos dimos cuenta del sofisticado saqueo de las pinturas, verdaderos cuadros picoteados marcados en las paredes de roca. Nos imaginamos cuántas personas se necesitaron para sacar de cuajo las pinturas, cinco, siete personas recibiendo y transportando grandes placas de roca. Seguro esas pinturas están en alguna casa de millonario o en un museo gringo, práctica tradicional de occidente y su racionalismo fetichista/extractivista.