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Residencia: El repliegue de Palmilla Palmilla - San José del Carmen, O'Higgins - 2017 Residente: Carlo Mora
Publicado: 3 de noviembre de 2017
Jurgol

Llovió el martes en la noche y casi todo el miércoles, el jueves cuando fui a la plaza estaba todo medio barroso, todo medio mojado. La última vez que fuimos a la plaza después de una lluvia fue un gran error, nos ganamos un resfrío. Fui a la casa de la señora Mercedes quien maneja las llaves de la sede del adulto mayor que hay frente a la plaza, no nos fue bien porque la sede estará ocupada hasta el 23 de noviembre, así que recorrí el sector buscando algún otro espacio techado no húmedo donde poder trabajar con los chicos. Primero fui a la escuela pensando que podría utilizar alguna sala o rincón. No estaba el director, el subdirector ni el jefe de UTP, hablé con una secretaria que me dejó en claro que no había espacio. Luego fui a un negocio para preguntar por lugares, me hablaron de un galpón de la junta de vecinos Puente Tapado, salimos y justo venía la esposa del portador de las llaves quien es también el presidente de la junta de vecinos, hablamos un buen rato y me dio el número de teléfono, quede en llamarlo hoy. Luego fuimos un poco más allá para hablar con el señor que tiene las llaves de una sede de un club deportivo, la persona se encontraba trabajando por lo que la esposa me dijo un horario en que lo podía encontrar, también quedamos en hablar.

Hoy, ya con la tierra menos húmeda nos juntamos en la plaza para terminar de diseñar las camisetas y a escribir un breve documento que señale la importancia de contar con este equipamiento. (Carlo Mora)

Luego de estar en la plaza por la tarde, voy a buscar mi equipo de fútbol a la residencial y vuelvo a “Milán” (que es como se llama la cancha) para el partido de las 19:30. Como siempre antes de un partido, estoy nervioso. Carlo se fue para Santiago y esta vez concurro solo al encuentro. En la cancha hay más jugadores que veces anteriores, diría que casi 30 y esta vez la mayoría son cercanos a mi edad. Me pongo más nervioso. El próximo viernes comienza un campeonato y por lo tanto se deben armar los equipos “oficiales” y entrenarse específicamente para eso. Hace tiempo que no uso “chuteadores”, y para probarlos, me dedico a trotar lento alrededor de la cancha. Luego de 3 vueltas me integro a un círculo que siempre se arma antes de los partidos, donde se puede tocar la pelota solo una vez y al centro hay 2 participantes que deben intentar interceptar el balón para poder volver a integrar el contorno del círculo y dejar a otros 2 dentro. La verdad es que es un juego bastante fome, el juego del “tontito”. El tontito está en el centro de la colectividad, pero relegado, siendo observado por todos, tratando de escapar. De todas maneras es interesante ver como a partir de un juego colectivo aparecen las individualidades, quien grita más, quien manda, quien obedece, las tallas, los débiles, los fuertes, en fin. Luego de unos 30 minutos llega el “profe”, pero esta vez no hay entrenamiento previo. A partir de una nómina escrita se comienzan a armar los equipos. Por supuesto que no estoy en ella; me acuerdo de la clásica y repetida escena de película gringa de deportes y perseverancia. Me quedo fuera de la cancha con los no nominados sintiendo un poco lo que se siente ser reserva. El fútbol es una batalla. A pesar de la frustración, se siente bien estar con pantalón corto, estoperoles, sentado en el pasto mirando un partido de fútbol. (Danilo Petrovich).

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