El trabajo en la escalera se ha hecho interminable, bajando la participación de la comunidad. Ahora paso más tiempo a solas, soy testigo de una nueva realidad, una realidad compleja. He agudizado mi oído y mi visión, siendo testigo de cosas que quizás nunca pensé ver ni oír. A estas alturas identifico a la distancia los automóviles que suelen subir: OPD, RAYUN, PDI y Carabineros de Chile.
Con Julio, que es sociólogo, teníamos organizado unas serie de acciones en relación a las problemáticas del sector. Lamentablemente la escalera no nos ha dado tiempo y decidimos darle prioridad. Pasamos gran parte del día allí, el me preguntó: ¿Quién dice que el origen está arriba? Ahora que lo pienso y lo relaciono al proyecto, creo que el origen de estar aquí, es el conjunto de todas estas realidades. Verdades que se ocultan y se dejan por debajo de la alfombra. A pesar de no haber logrado profundizar en estos temas, agradezco que así fuese. Mi desgaste emocional comienza a tener sus primeras secuelas, me pregunto: ¿Quién responde por la violencia visual y auditiva a la cual estoy expuesta?
No obstante, mi memoria me ayuda a descubrir y reconocer nuevos habitantes. Reconozco sus horarios, de subida y bajada. Américo, es uno de ellos, cantor popular que trabaja en los restaurantes de Vallenar, también hay un hombre que trabaja en la restauración de la Iglesia de Freirina, él es muy amable. Cada vecino o vecina que pasa deja su comentario: “Usted es fanática”, “Le está quedando lindo”, ¿Por qué pintaron esta escalera?, ¿Va pintar otra escalera”. Incluso he llegado a tener algunas diferencias, con uno que otro vecino, que se aqueja de tener que pasar por las piedras, en fin, lo importante ha sido persistir.