Subiendo al autobús en Valparaíso me doy cuenta (Andrés) que dejé olvidado el móvil cargando. Me relajo pensando que en la isla Santa María no será necesario estar todo el día pendiente del móvil ya que en la residencia de arte colaborativo está previsto que el primer día junto a Mariano guiemos una jornada con el colectivo Arañitas Tejedoras para ayudarlas a diseñar un logotipo para su colectivo.
Llego a Concepción, de ahí a Lota y en Lota hago una compra de provisiones para la isla. Me desayuno una tortilla de machas y me embarco en el catamarán. Veo los lobos marinos en el puerto que se rascan y miran mi cara de sueño. El viaje estuvo tranquilo, pero al llegar a la isla empieza el movimiento.
Mariano, acompañado del pequeño Vicente, viene a buscarme al puerto, nos subimos a un tractor y vamos a comer a casa de Silvita, donde nos esperan con unos locos y fideos en cantidades ingentes. Recién llegado y comido, tomamos hojas de papel y marcadores y nos dirigimos al local donde se reúnen las arañitas.
Cuando llegamos hay un par de mujeres esperando en la puerta, a los pocos minutos llega el resto y entramos todos al espacio (local del Sindicato de Pescadores de Puerto Sur) donde les han cedido unas mesas y unas sillas para que se reúnan. Desde el primer momento noté una sensación extraña, estábamos entrando a un lugar donde NO parecía que les hiciera mucha ilusión nuestra presencia. Los gritos de “¡hombres fuera!” de un par de asistentes y las burlas por nuestros acentos español y argentino fueron una constante. Nos sentamos a la mesa con ellas y empezamos a charlar, al poco tiempo me tocan el hombro y una mujer me dice “estás en mi sitio” me levanto, pido disculpas, me siento en otra silla cercana y empezamos el taller.
Comenzamos con un juego de presentación basado en cartas que contienen palabras y emociones. Marian me cuenta que esta metodología ya la habían ocupado antes y al parecer a las señoras les divertía el ejercicio. Jugamos, nos reímos y parece que la situación se va relajando un poco, aunque cada vez que hablamos notamos las miradas de extrañeza y los comentarios en susurros sobre nuestros acentos, el cómo decimos esta palabra o aquella…
El siguiente ejercicio es de dibujo. Solo hay dos que se resisten a participar y siguen tejiendo. Lo primero que hacemos es descomponer el nombre del colectivo en imágenes: Arañitas Tejedoras y luego una imagen que represente la Isla, El FARO. Para el final de la primera sesión hemos llegado a un primer consenso: “Nos sentimos representadas con la tela de la araña, no con la araña, las dos agujas de punto y el faro.”
Nos llevamos este primer acercamiento gráfico como un consenso rescatable para este primer diseño de logotipos. Quedamos para una segunda sesión por la mañana pero no es posible. Vamos en la tarde y cuando hemos preparado todo el material nos dicen que tienen reunión norte-sur en la isla y que por la tarde tampoco va a poder ser. Respiramos hondo y con una sonrisa en la cara aplazamos el taller a “otro día”.
Tercera sesión, ahora sí que sí. Llegamos, desplegamos el material y empezamos a dibujar todas el mismo logotipo y cuando vamos por el segundo elemento, se nos evidencia que es mucho jaleo de líneas. Decidimos colectivamente quitar el faro y para enfatizar el hecho de que el colectivo es de la Isla, la tela de araña tendrá la silueta del mapa geográfico de la isla, acompañado de dos agujas en forma de cruz. Ante esta simplificación y el haber conseguido un consenso tan evidente a través del dibujo, decidimos pasarle el resultado a un diseñador gráfico para que lo digitalice y nos proponga una tipografía para acompañar al diseño que hemos creado junto a las señoras. A ver qué opinan la próxima vez que nos veamos.