Esta mañana tuvimos que hacer el aseo de las piezas y el baño que ocupamos en la pensión, ya que nos visitará Luz Ángela Martínez. Mientras limpio las habitaciones donde residimos, pienso en lo aburrido de estas rutinas domésticas, en lo fácil que se ensucia todo con el polvo de las ciudades, más aún en las zonas rurales, en que limpiar es un gesto de preocupación, hasta de cariño cuando tienes visitas, en que el piso de parqué es bonito y casi una pieza de museo, en que el baño es enorme comparado con los baños de los departamentos nuevos en Santiago.
Luza es profesora de literatura en la Universidad de Chile y se especializa en literatura barroca hispanoamericana, la invitamos porque recorreremos el museo del Huique junto a la comunidad para imprimar otras lecturas de sus artefactos, pinturas, imágenes. Se nos ha ocurrido hacer un video que le sume capas de sentido al museo desde diferentes matrices culturales, por el momento hemos pensado en los Sk8, el guía del museo, Luz Ángela Martínez (literatura), Gonzalo Arqueros (historia del arte) y Daniel Flores (antropología).
Esta será la tercera vez que recorremos el museo y hasta el momento no ha dejado de sorprendernos. Es una casona que requiere muchos cuidados, desde el aseo, la mantención de las luminarias, los jardines y la seguridad. Todos los objetos, artefactos, piezas cerámicas, lozas están pegadas a los muebles o murallas para prevenir tanto robos como caídas accidentales o por movimientos sísmicos. En suma, todo está pegado: los objetitos a la casona, la casona al terreno. Ahora que lo pienso, el museo como totalidad es una escultura caminable, y recorrerlo, es adentrarse en los intestinos de un bricolage.