Comenzamos a pintar nuestra primera alfombra inconscientemente, es de papel y gracias al apoyo de Francisca que es diseñadora industrial, logramos hacer la cubicación perfecta de la escalera, esto nos permitió diagramar los diseños que iremos pintando sobre las huellas. En su gran mayoría, pertenecen a la Cultura Diaguita Pre Inca, incluyendo en algunos casos, grecas estilo Copiapó. En estos primeros días hemos desarrollado una mixtura metodológica: trabajamos en la sede los primeros diseños sobre la alfombra de papel, para luego acercarnos a la escalera a pintar con un patrón visual tangible. La dinámica de ir mesclando estas dos actividades nos ayuda a generar movimiento y entusiasmo, espero que esto siga así… Porque veo cómo vamos avanzando en los diseños. A medida que descubrimos nuevas formas, también descubrimos una visión de pensamiento a través de la forma. Esto ha acercado el conocimiento Diaguita tanto a las madres como a los niños y niñas, sumando en cada jornada de trabajo un nuevo contenido. La idea es que la sumatoria de los contenidos nos permitan unir un diálogo participativo entre todas y todos.
Dicho esto, en el libro “Arte de los Indígenas de Atacama” de Juan Guillermo Rojas Muñoz, encontré una texto que me llamó la atención:
“Desafortunadamente poco o nada sabemos de la simbología representada por los aborígenes. Para ellos, más que un diseño “bonito”, se trataba de expresar conceptos, ideas, cosmovisiones (forma y contenido, o precisamente, contenido a través de la forma). Como muestra, la escalera de tres peldaños, utilizada frecuentemente por los diaguitas y otras culturas americanas en la ornamentación de sus ceremonias, representaba el camino que permitía comunicar los tres mundos: el “abajo”, o de los muertos, el “real” de los “vivos” y el “superior” de los “espíritus” y dioses.