Un día lo sabremos todo. La tumba está hecha para saber. (Victor Hugo).
Durante toda la semana fuimos a conocer cantores personalmente. Estuvimos en la casa de don Hernán Aguilar y Alex Aguilar, padre e hijo, ambos poetas y cantores pertenecientes a una estirpe importante de poetas de la zona, hijo y nieto a la vez de Atalicio Aguilar, personaje ilustre de la comuna. También allí conocimos Jeanette, quien cuida la casa y se hace cargo de algunas tareas domésticas. Don Hernán y Alex cultivan tomates y pepinos, son de alguna manera “bichos raros” dentro de la comuna al no cultivar frutillas como lo hace la mayoría. Fue un encuentro bonito ya que pudimos darnos cuenta, por un lado, de la importancia de esta familia para la comuna, y por otro, de la gran habilidad de Alex para tocar la guitarra y el guitarrón, y también la de don Hernán para componer y recitar décimas de distintos argumentos. También fue la oportunidad, y este era uno de los motivos por los cuales decidimos que serían los primeros que visitaríamos junto a María José, de hablar con Alex para que retomara la práctica del canto que la había tenido media botada, ya que estuvo regularizando sus estudios de enseñanza media sumado a otras cosas, y también para que retomara una suerte de taller que él dirigía con vecinos del sector de Nihue, y que también había quedado abandonado. Las palabras que intercambiamos al parecer hicieron eco en él, pues al día siguiente fuimos juntos a ver a la señora Pepi quien junto a otras personas y también a su nieta Antonella, que es una de las cantoras más jóvenes de la comuna, se juntaban regularmente los sábados a cantar y componer decimas guiados por Alex. Cuando llegamos la señora estaba lavando una gran cantidad de huevos para la venta, que es a lo que se dedica principalmente. Conversamos un poco sobre eso, cantidad de gallinas, cantidad de huevos por temporada, precios, etc. Pienso que las gallinas son una “fuerza de trabajo” interesante de explorar como medio de subsistencia, sobre todo si se tienen en buenas condiciones, si son “felices”, concepto poco apropiado creo, pero que grafica que puedan vivir en una situación saludable. A parte de la conversa en torno a los huevos, también la señora aprovechó para pegarle un tirón de orejas a Alex por haber dejado un poco de lado el grupo, comentó que lo habían resentido y que lo echaban de menos, a lo cual Alex tuvo que agachar el moño y reconocer algunas cosas. Fue una conversación sincera y reparadora. También hemos ido en varias oportunidades donde “El Huite”, Leontino Aguilar, primo de don Hernán y también compositor de versos. A él ya lo hemos grabado trabajando y ahora cantando. Nos sorprendió la fuerza de su voz así como también la crudeza con que nos relata su vida.
Creo que esta forma de vincularnos con distintas familias de la comuna ha comenzado a tener un efecto positivo. Ya saben quiénes somos, que es lo que estamos haciendo y creo que le gente está queriendo participar cada vez más en las actividades y encuentros.
Para finalizar, el primer día que fuimos donde don Hernán y Alex, de entre todas las conversaciones, salió una que me gustó mucho y que tiene que ver con los nombres que tienen las familias o los “clanes” de Loyca. Los Aguilar son conocidos como “los Sapos”, están “los Llacas”, “los Culebrones”, etc. Me hizo pensar en un tiempo pasado, en formas distintas de comprender las familias y los territorios, no en un plan de pensar en sociedades totémicas ni mucho menos, pero si en formas de estructurar los espacios y la memoria.