-¿Qué saben de los mapas?- Pregunta Valeska, nuestra invitada de estos días en el trabajo con niñas y niños. Ellos conocen muy bien su Isla, saben situar su casa en el mapa (que es aún más abstracto que su geografía corporal). Te explican con las manos y los pies las vueltas que tienes que dar, que hay un arriba y un abajo en Puerto Sur, una orilla y un detrás. La Escuela, la ECA, donde la Maggy, hasta la Piña Guacha y de vuelta. Ese es nuestro recorrido de hoy para pegar los afiches, hablar con las tías de los negocios y contarles sobre la campaña que hemos empezado con el 5to básico, mientras anotan en su mini mapa lo que es significativo para ellos en el camino. El mapa es pequeño y antiguo, de 1886, no tiene relación con su concepción del espacio, pero les gusta el ejercicio.
La escala-niño es irrepresentable, para ellos la Isla pequeña que aparece en La bahía de la Concepción tiene más relación con los grabados de Van Spielbergen y De Bry en 1620. Ilustraciones que muestran las embarcaciones de corsarios holandeses que llegaron a esconder sus tesoros a estas tierras, con las altas colinas y cuevas que aún no hemos visto, las playas donde algunos de los chicos van a mariscar después de la escuela. Cuentan que el Benja es experto sacando camarones.
Al finalizar el recorrido proponemos un pequeño juego: Nicole se ha puesto el traje de red para comenzar a diseñar un “ser” de basura, ropa, pañuelos y alhajas de tetra pack. Acto seguido llueven niñas y niños que se tomaron el ejercicio muy a pecho, sin dejar un centímetro de Nicole al descubierto. El fantasma Isleño, le han llamado democráticamente, después de una votación oficiada por Dafne.
No tenemos muy claro si esto de los fantasmas tendrá o no una buena llegada en la comunidad, que en su mayoría pertenece a la iglesia evangélica, pero es algo que podemos trabajar. Mientras tanto, El fantasma isleño ató su cabello, pescó su cola de latas de cerveza y se fue camino a casa. Tenemos que arreglarnos, porque a la noche estamos invitados al cumpleaños de la señora Silvia, nuestra querida vecina. -Vamos a celebrar un ratito en familia- nos dijo. Nosotros llevamos el pie de limón.
Registro fotográfico: Waldo Estuardo