Desde que tuve acceso al diagnóstico sociocultural del territorio y dimensioné el impresionante valor de los hitos geográficos, los recursos naturales y lo más de 38 sitios arqueológicos que dan cuenta del milenario desarrollo cultural que ha tenido la zona desde tiempos precolombinos, y por otra parte, debido al endemismo y biodiversidad del cajón del río Alicahue que lo hace un sitio prioritario para la conservación, comencé a gestar la idea de proyecto pensando en cómo relevar, difundir y concientizar a la comunidad sobre el valor de su patrimonio natural y cultural que le confiere a la localidad una potente identidad. Desde esa visión surge la idea de acercar a la comunidad estos hitos de difícil acceso, que la comunidad no conoce, no protege y que a través del paso del tiempo observa su destrucción, profanación y el olvido que acompañan a estos silenciosos parajes. Desde este contexto surge la iniciativa de la excursión comunitaria a la alta cordillera, experiencia que definitivamente caló profundo en mi corazón, en el del profesor director de la escuela local, en el de su hijo agrónomo, dirigente y activista, en el del joven fotógrafo local, amante de las flores y yerbas medicinales, en el eterno caminar de un amante de la naturaleza y en la nueva visión que conoció el arriero del territorio que transita con su ganado en busca del pasto verde. A veces el silencio conmovía, penetraba en los sentidos, paralizaba y la imaginación volaba en mi mente deseando que toda la comunidad del Valle de Alicahue tuviera la oportunidad de admirar la belleza que mis ojos veían, pero a la par la impotencia y el llanto a veces me conmovía, al saber que la nube gris de la Mega minería está cubriendo estas tierras, el Comité Ganadero local ya firmó el permiso de servidumbre que da autorización al gigante gris para iniciar las exploraciones mineras de un proyecto binacional que explotará oro, cobre y plata, mi llanto se mezcló con el mal de altura y lo que debo hacer es compartir estas imágenes para de alguna forma concientizar en la comunidad de que el agua es la mayor riqueza y que el desarrollo económico no debe destruir la vida. Debemos buscar alternativas sustentables de desarrollo social en territorios prioritarios de conservación y sitios con Patrimonios Mundiales de la Humanidad como el tramo del Camino Inca Qhapak Ñam del Valle de Alicahue.