Fuimos al parque Federico Errázuriz, llevamos pizarra, cámara de fotos y una pelota de fútbol. El día estuvo espléndido, mucho sol, ni frío ni calor, brisa fresca. Bajo unos árboles gigantes nos pusimos a jugar a la pelota, primero de cerca, luego nos fuimos alejando. Solo eso, pelotazos iban y venían con tranquilidad, sin ningún tipo de apuro, tomándonos el tiempo, tratando de pegarle haciendo efectos, pensando en el recorrido más que nada. Así estuvimos mucho rato, insistimos por el grupo de whatsapp del SK8 comentando que estábamos en el parque, no llegó nadie. Seguimos jugando un rato, luego nos sentamos bajo el árbol y conversamos sobre trabajar en el parque, el único “pero” es que no hay luz eléctrica como en la plaza. La verdad, no es para nada un impedimento, así que lo intentaremos. Es un parque reducido pero preciso, con árboles gigantes y extensiones de pasto por cada rincón.
Había una familia celebrando un cumpleaños con todo, un resbalín inflable de colores, mesas, sillas, música y mucha gente. Cada tanto pasaba un carro tirado por un caballo que transportaba gente a modo de paseo, cuando miré con detención el chofer del carruaje, es un chico con el que entrenamos fútbol los viernes, nos saludamos. Hay varias familias de picnic, parejas retozando tendidas en el pasto, niños jugando, es un parque recurrido pero no saturado.