Por la mañana de hoy, nos reunimos en la plaza principal de Purén con algunos integrantes que han participado en nuestros encuentros, para ir al Monumento Natural Contulmo y Salto Rayén. El fin de salir a caminar y contemplar estos bellos lugares, es sensibilizar a las personas con respecto a su entorno, tener inspiración para creaciones de todo tipo o simplemente sentir paz por un momento. Ninguno de los integrantes conocía este lugar y el más feliz de todos es Nahuel de solo 3 años, que señalaba los árboles y helechos del lugar con una carita de mucha felicidad, pudimos ver árboles muy grandes, escuchar los sonidos de los pájaros, ver diversos tipos de hongos y tomar agua de vertiente, también pudimos ver el amenazante contraste de las forestales alrededor de uno de los últimos lugares que quedan con flora y fauna nativa de la zona, solo 82 hectáreas protegidas. A simple vista se observa la diferencia causada por el monocultivo (pino y eucalipto), con sus tierras secas que contrastan con la humedad de esta selva fría en la cual nos encontramos, donde se aprecia vegetación similar a la de zonas tropicales, hasta el aire que se respira aquí dentro es distinto. Luego de caminar por el sendero de los helechos y tener algunas reflexiones dentro de esta tierrita fértil, fuimos al Salto Rayén, a un par de kilómetros de donde estábamos. El sendero comienza con poca vegetación, a medida que avanzamos ésta va cambiando y siendo más abundante, similar a la del Monumento Natural Contulmo, caminamos en subida bordeando un riachuelo, cruzamos varios puentes de madera y piedras de muchos tamaños, hasta que llegamos al salto a sentir el sonido de la caída de agua y apreciar su alrededor, en esta caminata grupal solo nos queda sentir en silencio y agradecer estos lugares a la madre naturaleza por existir.