Esta semana se decidió pintar la escalera todos los días, es de este modo como se va creando una rutina sin querer. La escalera se barre, se pinta blanca, se dibuja con lápiz o tiza, para luego pintar. Al terminar se cubre completamente con cinta de peligro. Mencionar que dentro de esta dinámica existe otra mini dinámica: estirar la alfombra de papel a un costado de la escalera para seguir el patrón, agregar piedras sobre él para que el viento no se lo lleve, ir dosificando la pintura en pequeños vasos, ya que al ser expuesta se comienza a secar rápidamente. Descargar la carretilla, volver a cargar la carretilla, y así.
Esto va tomando mucho trabajo, no siempre llegan todas, pero siempre llega alguien, suelen decir que van para relajarse. Las conversaciones son cada vez más intensas, podemos hablar de sexo, de violencia, de droga, de alimentación, del cuerpo, de amor, de hijos e hijas, etc. Las voy conociendo, las escucho.
Desde la escalera, voy conociendo las dinámicas sociales del sector, donde prima la crítica social y política hacia Freirina. También veo un interés hacía la memoria, del “como era antes”.
La historia del sector y lo que esto trae consigo es cada vez más potente.