Habíamos querido llevar a cabo una reunión que convocara a las apoderadas y las vecinas de la comunidad, sin poder concretar efectivamente esta idea. Pero este día con la ayuda de todos los niños para incentivar a sus padres a venir a ver sus trabajos, nos reunimos todos en torno a la escucha.
Usando como punto de encuentro la sede social de la junta de vecinos y la cancha de fútbol que la acompaña, realizamos una exposición del proceso de nuestros talleres, caminatas de escucha registradas, instrumentos construidos en el laboratorio con los niños, y cómo es que perciben ellos su entorno sonoro. Llegaron muchos niños con sus mamás y hermanos más chicos, algunas abuelas y abuelos quienes pudieron observar el trabajo denominado ecología acústica y re descubrir su paisaje sonoro mediado por imágenes proyectadas y los sonidos depositados en pequeños dispositivos que llamaban su atención y les otorgaba una experiencia de inmersividad.
Acompañamos esta jornada de convivencia con la comunidad con una “choripanada”, y las vecinas de San Ernesto estuvieron muy felices de colaborar con traer a la mesa sus preparaciones de kuchenes, empanadas y pebres para compartir. Los vecinos de San Ernesto nos han recibido bien, al equipo completo de trabajo en Residencia, al finalizar el día conversamos alrededor de la mesa y cruzamos algunas apreciaciones sobre lo que estamos viendo y escuchando, sabemos que a ellos les ha gustado y quisieran poder sacar aun más provecho de este tipo de actividades de intervención artística para su comunidad.