Aunque por estos días pareciera ser que saber leer y escribir son acciones básicas y casi inherentes al ser humano, para algunas personas en la comunidad de Pichico son habilidades desconocidas, lo cual no les permite avanzar hacia el empoderamiento personal y social. En varias de nuestras entrevistas a habitantes de este lugar, nos encontramos con historias de vida donde la necesidad y precariedad los obligó a trabajar o hacerse cargo del hogar, a tan temprana edad como para no aprender a leer y escribir. Hoy mujeres y hombres se lamentan incluso de no poder expresarse correctamente, de ser incapaces de conformar ideas claras y menos aún de plantearlas al resto, de sentir vergüenza a la hora de dar una opinión. Saber leer y escribir es fundamental para el desarrollo de las personas en el contexto actual, les da la posibilidad de comprender de mejor manera su realidad, de conocer sus derechos y posibilidades de acción, de sentirse capaces de influir en transformaciones para un mayor bienestar. Si bien hay mucho que hacer en cuanto a la alfabetización en esta parte de la población pichicana, nuestro radio de acción está con los niños en quienes además las familias colocan todas sus esperanzas de mejoramiento futuro. Algunos de ellos ya manejan estas operaciones elementales y otros se encuentran en proceso de aprendizaje, sin embargo, todos de alguna manera se relacionan con la escritura y lectura a través del hermoso mundo de los libros, el cual hemos intentado acercar a través de la maleta viajera que nos ha facilitado con la mejor disposición la Biblioteca de Lago Ranco. Fomentar el gusto por la lectura y que esto sea un acto placentero es fundamental para que estas herramientas sigan siendo utilizadas por los niños en pos de su crecimiento creativo y humano y, más aún, si el contenido de su lectura tiene relación con su propia realidad. Soñando con esto es que comenzamos el proceso de confección de un kamishibai –pequeño teatro de papel– basado en las historias e imaginario que los niños y adultos tienen sobre su propia comunidad, proceso creativo que viene desde hace un tiempo y cumple un hito con la presentación de una lectura dramatizada por los niños de sus propias historias, a la cual le llamamos “Historia de terror contadas por niños para adultos”, en la cual compartieron su trabajo con otros integrantes del equipo que nos acompañaron. Creemos que observarse en otras materialidades y formas fuera del cotidiano nos ayuda a valorar nuestro entorno y a nosotros mismos, reconocernos en los otros y empoderarnos a partir de nuestra historia común. Pero también, que es la belleza y magia del arte la puerta de entrada a la comunidad a través de los sentidos.