En el proceso de reconstrucción de la historia y leyendas de Pichico, nos encontramos con una serie de relatos que han sido transmitidos de generación en generación y que poseen un mismo escenario geográfico. La laguna de Pocura, los volcanes, los ríos y esteros que cruzan este territorio son el telón de fondo común para leyendas que si bien hablan de lo mismo -el león, el culebrón y otros animales ¿fantásticos?-, pareciera ser son imaginados de formas diversas por cada habitante. Indagando en esta diversidad e intentando reconstruir el imaginario común de la comunidad, es que una vez que los relatos han sido plasmados en un texto que transita a través de una historia ficticia representada por los niños de la escuela Estrella Solitaria, hemos dado el salto a una experimentación visual de estos, para lo cual los niños, con la motivación y disposición que los caracteriza, tomaron lápices de colores y se entregaron al mundo del dibujo. Todos conocen los mismos paisajes, historias y objetos que forman parte de su cotidiano, sin embargo, la forma de representarlos en papel demuestra la riqueza de su individualidad que aunque pareciera muy particular, forma parte de un imaginario colectivo que se visualiza un tanto solapado en esta comunidad pero que ha estado reflotando de a poco en este proceso donde sus distintas generaciones han encontrado elementos en común que conforman una idiosincrasia muy particular. El proceso ha buscado plasmar esta historia y cultura propia de Pichico en un registro visual y literario que ya ha comenzado a confeccionarse y viene a cerrar el ciclo de investigación participativa y de experimentación artística realizada. El tiempo ha pasado muy rápido pero estamos contentos pues en esta última etapa de residencia observamos hacia atrás y nos percatamos de que hemos logrado conocer y compartir con un grupo humano muy cálido, que vive en un ambiente de olvido pero que está logrando recordar.