Llegamos en la Tractomúcura, vehículo del año 95, cuya velocidad máxima es 80 kilómetros por hora, lo cual es muy agradable para alcanzar a observar el paisaje y también para cultivar la paciencia.
De inmediato la patente negro amarilla de Cali llama atención de los habitantes, Colombia ha llegado a El Chañar a través de La Múcura*. Rápidamente nos sumergimos en la sede social, para ayudar en las labores preparativas del Festival de Talentos El Chañar, labores como cortar amarillas y rosadas cartulinas, flores en papel maché, pintar las letras de la ciudad, enmarcar diplomas, cerrar el evento con la música de Colombia, fueron parte de las labores que realizamos en estas jornadas, lideradas por las compañeras de Servicio País, quienes preceden nuestra residencia.
El gran día del evento llegó, pero aún más importante, el lanzamiento del libro que cuenta la historia del Chañar, también realizado por Carolina y Francisca, de Servicio País. Toda la solemnidad para este gran momento chañarino, la presencia de autoridades, las invitadas internacionales, los brillos de los trajes mexicanos postulantes a mejor talento, los completos italianos del Club del Adulto Mayor, los tiros al aire del Presidente de la Junta de Vecinos, los bailes folclóricos de Nora y Bernarda, los jugos cocidos de damasco, los artistas locales invitados y el regreso del himno del Club Deportivo El Chañar de la voz del ex profesor Gilberto, hicieron de este festival un gran hito en el pueblo.
Mientras los plantines botan sus cotiledones y surgen las primeras hojas, proseguimos con el huerto en el patio de la Escuela, a través el método biointensivo dimos curso a las primeras camas de cultivo para recibir los primeros resultados de las apoderadas de la escuela. Los zapallos serán la primera línea en probar suerte bajo el parrón protector del sol y calor extremos. Les seguirán las acelgas, las lechugas y el apio. Caín nos guía en esta labor, su vasta experiencia como habitante del pueblo, su gran conocimiento en la tierra nos nutre de suficiente nitrógeno para fijarnos en los detalles de cada planta y árbol del patio de la Escuela. Mientras sumergimos nuestros dedos en el barro, nos cuenta feliz que él y su esposa bailaron escondidos y abrazados bajo el parrón, La Piragua, en el cierre del Festival de Talentos.
Ximena
*Colectivo Colombiano de música e investigación del arte en los procesos de transformación social en Sudamérica