El paso desde Chaitén hasta Ayacara resulta una especie de dislocación de los recorridos habituales en la diferentes trayectos a realizar y resulta en estas tierras un traslado que en era pre-colombina y antes de la extinción de los pueblos navegadores de Chile, era común entre huilliches (williche: “gente del sur”en mapudungún) en esta zona, o chonos y yaganes más al extremo sur. Hornopirén, Pichicolo, Caleta Gonzalo y Chaitén, trasladan, conmutan y entrelazan por toda esta área pesca, turismo de lujo y mochilero, por un lado, y la noción de familia como fundamental por otro; los lazos emocionales -sanguíneos o no- siguen siendo, al igual que en Ayacara, lo que une, moviliza e incluso produce en cada localidad. La convivencia con quien se conozca entre quienes habitan un territorio es cercana y familiar, paradójica, grata y necesariamente producida por el mismo aislamiento, parentesco y urgencia de comunidad. Las múltiples rutas en barcazas para sus encuentros y traslados marítimos parecen recordarnos que existen muchas más formas de conectarse-arnos que las del sistema hiper centralizado tenemos. El mar -en un contraste que invita a la reflexión- es para Ayacara y las localidades aisladas por el agua y la cordillera, un aislador natural de las conectividades satelitales o de internet, pero al mismo tiempo un conector y comunicador comunitario.
Ya habiendo realizado los tramos anteriores para la llegada hasta Ayacara y la península de Huequi, comienza también la familiaridad de quienes notan mi presencia en las barcazas. Le consulto a un par de encargados de la seguridad de la nave en el viaje, si tienen algún mapa de navegación desde donde pudiera observar mayores detalles de los accidentes geográficos, rutas de tránsito u otros hitos dentro de la península y me invitan a subir hasta donde el capitán. Converso con él y el segundo a bordo sobre este tránsito que tres veces a la semana realizan de ida y vuelta entre Chaitén y Puerto Montt con escala en Ayacara a mitad de camino. Miro los mapas asombrada, por primera vez logro ver mayores detalles de la zona y no dejo de preguntarme porque a nivel turístico o dentro de todos los mapeos de información regional todos ellos no se incluyen. Ayacara parece renegado de importancia, como un diamante en bruto que aún no ha sido descubierto y que para mal -o quizás mas para bien- se mantiene aún oculto entre el ir y el devenir de rutas sobre el agua.