Esta semana… ¡Al fin comenzamos los ensayos! Tuvimos un lunes, martes espectacular, con una muy buena asistencia y un grupo muy motivado. Estos días hicimos ejercicios de improvisación, de confianza grupal, de concentración, de ritmo, para mantener atento el cuerpo y la mente. Para hacer teatro hay que estar muy presentes en el aquí y ahora, como también despierto, dinámico, con energía y prestando atención a todo lo que nos rodea.
El miércoles fueron menos niños, porque en la escuela hubo reunión, por lo que no pudieron venir todos. Sin embargo llegaron otros niños, traídos por sus compañeros que ya están viniendo al taller, ¡todos son bienvenidos! Comenzamos a trabajar con la primera escena de la obra: Juanita les cuenta a sus compañeros que la visitó el fantasma de su tatarabuelo, y le pidió ayuda para rescatar el tesoro escondido de Tongoy, ella invita a la aventura a sus compañeros y todos aceptan el desafío.
El jueves se recuperó la asistencia y comenzamos a trabajar con la segunda escena del texto, que es cuando Juanita y sus amigos van al cementerio a conocer a los fantasmas y a conocer cuál es el plan para obtener el tesoro. ¡Es una escena de miedo muy divertida!
La idea de que hay un tesoro en Tongoy no es mía. Es algo que escuché de don Julio Torrejón. La fundición de cobre que creó el personaje histórico de José Tomás Urmeneta en Tongoy, varias veces colapsó, haciendo que el mineral ya purificado cayera al mar, acumulándose cerca de la Playa negra o también llamada Escoria del cobre. No se sabe si es cierto o no, pero sí se comenta que puede ser real. Esta conversación casual que tuve con don Julio, alimentó mi imaginación y dio el pie para que estos personajes tengan un objetivo: encontrar el tesoro perdido.
El viernes el espacio estuvo ocupado por el Teletón, así que nos movimos a la Biblioteca a realizar nuestro ensayo, algunos niños faltaron, porque participaban en actividades de la Teletón, pero nos sirvió para avanzar con la escena tres, cuando don Melitón, fantasma del Tangue, el campo de Tongoy, ofrece tejer una red con lana de las fuertes ovejas tanguinas para sacar el tesoro del mar, la que fabricará con la ayuda de los niños.
El sábado nos juntamos nuevamente y repasamos las dos primeras escenas.
Los niños tienen mucha energía y talento, es un gusto ir a trabajar con ellos, además nos damos cuenta de que realmente les gusta actuar. Es una sensación muy reconfortante sentir que ayudamos a cubrir la necesidad creativa de los niños. Algunos se quejan de que no haya ensayo el domingo, pero les explico que es bueno que podamos descansar para seguir con energía la próxima semana.