Esta semana nos juntamos más que las semanas anteriores con las tejedoras, ya nos urge terminar nuestro gran toldo de tejido. Es impresionante como la red de tejedoras ha crecido en torno a esta iniciativa de intervenir un espacio con tejido, finalmente es un gran símbolo de amor y cooperación entre personas que aman tejer. En amar tejer hay un sentimiento común, un sentimiento incomprensible, intuitivo y profundamente amoroso. Se da principalmente en mujeres, así como el conocer de mecánica se da mucho más en hombres, son energías, habilidades y gustos distintos. Pero en este caso el tejido, ha sido femenino. Hay tal vez un estado de meditación y entrega profunda, un rezo que queda escrito y que abriga ¿qué hace el tejer un hacer tan especial?. Esta semana la señora Pepa me regaló un bolso tejido y bordado con mi nombre por sus propias manos, tengo plantitas que me están guardando cada una en sus jardines, duraznos y mermeladas en nuestra casa, estamos recibiendo mucho cariño de estas madres y abuelas que hoy ya nos miran como unos mas de su clan.
Vamos a extrañar mucho no despertar al ritmo del trap del vecino mientras la señora Juana, la señora Pepa, la señora Elsira, una tras otra salen a barrer la calle en la mañana, se saludan y dan los buenos días. Son todas como pajaritos que necesitan cantar, aletear, mostrar sus colores, acicalar a sus pares y su nido.
Esta semana fueron más tejedoras que nunca y siguen llegando nuevas. Que hermoso poder compartir con ellas y poder construir juntos una concreción del sin sentido que es el arte y el sin sentido que es el amor.