Llega el día de salir con los niños de Paposo a una excursión a la Rinconada, o Rincón como le dice la gente de allá, un oasis en la desembocadura de una quebrada unos kilómetros al norte de la caleta. Algunas familias de Paposo tienen parcelas ahí, donde producen queso de cabra y algunas hortalizas. El rincón, o “el cerro” es el lugar habitual de juegos y excursión para los niños. Normalmente caminan hasta allá, bajan las cabras del cerro o se internan en la quebrada a descubrir las plantas y animales.
Hace ya un par de semanas Esteban ha gestionado un minibus con la municipalidad pero a última hora nos dicen que lo están ocupando. Ya teníamos un plan b, y habíamos cotizado el minibus de un empresario de Taltal. Claudio viene esta vez con un camarógrafo más porque ésta salida es logísticamente más complicada: somos responsables de cualquier cosa que pase y vamos a subir cerro y caminar distancias más largas por lo tanto haremos grupos más pequeños, ojalá.
Apenas llegamos al rincón, los niños corren hacia el sector de la higuera, el único árbol de la zona. Ahí nos reunimos, como un pequeño parlamento bajo la sombra de la higuera y organizamos los grupos. Esta vez grabaremos las plantas y animales de la zona. Me encargo de los que quieren subir al cerro y el resto se quedan con la tía Francisca en el sector de las parcelas y con Claudio y Esteban en el plano. Emprendo la subida a cargo de René, Nico y Sayén. Quieren mostrarme la cima donde pastan los burros, pero nos damos cuenta que el camino es muy largo y empinado. Vamos parando y ellos filman lo que vamos encontrando. René nos cuenta una historia fabulosa sobre el mito originario de Rincón: un enorme aluvión habría surcado la tierra 90 años atrás, formando la quebrada y abriendo paso al agua que corre desde el interior. Nos cuenta sobre los murciélagos-culebra y las plantas con espinas. Sayén hace planos generales y filma a los burros ¨salvajes¨ que pasean en altura. Vamos en busca del cebollín y otras plantas que vimos con Mane el fin de semana anterior. Los niños nos cuentan de los usos de otras plantas, la papa chinake, el churko, los frutos del copao. Hacemos una pausa y los niños se sientan a contar historias que Ivo va grabando. Ya es hora de bajar: los otros grupos van por la colación y están ansiosos de mostrarnos como se lacean las cabras.
Se acelera todo cuando llegamos a los corrales. Scarlett es la única niña que se atreve a lacear y se produce un momento de euforia colectiva. Noelia, calmada como siempre afina el ojo y posiciona al otro lado del cerco a perseguir la acción con su lente. Darling y Camila se encaraman en mi hombro para grabar a las cabras que están más lejos. En tono western, Carlitos maneja el lazo y se luce con su técnica. Leonel, el más alto de todos, agarra a las cabras por los cuernos. Nico se acerca a la cámara cada cierto rato a explicar el procedimiento.
De vuelta del campo paramos en el cementerio. Los niños entran en estado de profunda reflexión y se dirigen a visitar a sus parientes. Nico se queda un rato en el auto y nos cuenta sobre el daño que hace Endesa, la termoeléctrica que se instaló justo al lado del cementerio. En esta visita varios niños filman a sus abuelos y cuentan historias. René, Carlos y Marton, que son parientes, ordenan la tumba de su abuelo y graban un largo episodio sobre el colono más antiguo de Rincón, que vivía como chango y fundó una de las familias más grandes de Paposo, con mucho esfuerzo.
Terminamos el día un poco tarde y la tía Francisca va a perder el bus de vuelta a Taltal. Dejamos a los niños en la escuela y nos instalamos a intercambiar material y respaldar. El viaje de vuelta se me hace eterno, las curvas del camino costero son pronunciadas y llenas de camiones gigantes que vienen de Antofagasta.