Henry Miller, en su novela Plexus (segundo libro de la trilogía de La crucifixión rosa), dice lo siguiente: «¡No trabajéis para los hombres del futuro! ¡Dejad de trabajar completamente y cread! Pues la creación es juego y el juego es divino». ¿Qué puede implicar tal reflexión para un proyecto de arte colaborativo, fruto de una residencia de tres meses?
Los días que han precedido la lectura de la mencionada novela han sido días de juego: diario, constante y gratuito. Por ello, al toparme con tal declaración (que estaba precedida por reflexiones de Miller sobre Van Gogh, Nietzsche y Rimbaud), un sentido se creó en mí. Sin finalidad, sin proyección, sin programa, el placer de jugar ha disuelto barreras invisibles que mediaban la relación con distintas personas de acá, en particular con los niños y jóvenes.
Si entendemos la creación como juego, tal como plantea Miller, podemos reemplazar la palabra “arte” de “arte colaborativo”, y cambiarla por juego. ¿Jugar colaborativamente, acaso? Pienso ahora en un colectivo de arte: estos crean de forma colectiva, cada uno aportando desde su mirada y experticias, llegando a resultados que son fruto de aquella multiplicidad. En tal caso, ¿podríamos cambiar “colaborativo” por “colectivo”? Si así fuera, lo que estamos haciendo sería un “juego colectivo” …
Estas divagaciones no son meras reflexiones abstractas, sino que emergen desde el momento en que, grabando los bueyes con Alexis y Benjamín, vi una pelota de fútbol tirada en el pasto y salí corriendo a patearla, y detrás de mí, partió Alexis a quitármela. Benjamín tomó la cámara y empezó a grabar mientras jugábamos. Con Alexis quedamos exhaustos y Benjamín continuó registrando distintas situaciones. El juego apareció, no por buscar una estrategia para generar vínculos o ganar confianza, sino por un deseo de jugar. Luego fue el pescar, el caminar y el jugar XBOX.
Pienso que este juego, que no plantea una finalidad ni responde a un programa, sino que es fin en sí mismo, permite que dentro de su seno se cree libremente, en función de un contexto particular, vinculándose en esta práctica a otros procedimientos, como la novedad para Benjamín de grabar o de Alexis y Bryan de jugar XBOX.
Hoy vimos las fotos y videos que realizaron los tres en una excursión al cerro, sin nadie mediando su visión o guiándolos en cómo tomar fotografías o hacer videos. Es irrelevante el resultado de las fotografías, sino que importa su acto: acá, el hacer es todo. Luego de ver el material juntos, Benjamín quería dibujar, y haciéndolo, botó todos mis pasteles; lo llamó su papá y se fue, dejándome ordenando. Ojalá volviera a ser niño para jugar colectivamente.