Esta imagen es de una cuchara de palo que nos acaba de tallar y pulir Don Anatístico o Don Nato, como ya empezamos a llamarlo en el cotidiano. Él es nuestro vecino más cercano acá en La Montaña, localidad a la que llegamos hace solo tres días para realizar nuestra residencia como colectivo. Don Nato es tallador en madera, conocido por todos en La Montaña, amistoso y activo en su comunidad. Tiene 70 años y todas las tardes de estos pocos días ha pasado a conversar un rato a nuestra casa, a invitarnos a su taller, a preguntarnos cómo estamos, si acaso necesitamos algo. Este gesto que interrumpe nuestras rutinas nos resulta agradable, y justo hoy terminó por llevarnos a su taller para contarle que las ollas de la casa donde vivimos (que es la de una de sus hijas, Clara, quien vive en Santiago) las estamos rayando, y que si podíamos pedirle un palito de raulí para no echarlas tanto a perder. Nos hizo una cuchara, muy bonita y que uno de nosotros terminó de lijar.
Quisimos partir con esta imagen porque grafica muy bien nuestros primeros días acá, compartiendo con Don Nato, adaptándonos al río que rodea nuestra casa con su fluir imparable, a las cabras que gritan todas las tardes, mirando un paisaje de bosque nativo interrumpido más de lo que quisiéramos por pinos y eucaliptus plantados por las forestales.
En estos días hemos podido reunirnos con David Quezada, quien registrará nuestro trabajo con la comunidad para realizar un video que documente la experiencia. Trabajar con David es un privilegio, ya que él conoce este sector, vive en San Fabián hace mucho tiempo y creemos que está en sintonía con cómo pensamos el trabajo que desarrollaremos. También ya hablamos con Don Andrés Silva, presidente de la junta de vecinos, quien nos dio todo su apoyo y se mostró entusiasta de las primeras actividades que hemos delineado para comenzar a generar vínculos que decanten en otras experiencias surgidas desde la comunidad. De hecho, este domingo que viene ya tenemos nuestra primera actividad en la sede vecinal, una choripanada para compartir y conocernos. Además, hoy mismo nos juntamos con Olga y Carlos. Olga trabaja en varias áreas de la municipalidad, y Carlos es parte de Servicio País, les compartimos nuestras ideas y metodología de trabajo, se mostraron entusiastas y esperamos trabajar en diálogo constante junto a ellos, nutriéndonos de las redes que ellos ya han conformado acá.
Nos resulta estimulante que todas estas personas, sean o no parte de la comunidad, nos manifiesten su entusiasmo con el proyecto, con actividades que son muy básicas (recorridos, recolección de objetos), pero que esperan conectar a la comunidad con una memoria común, que tiene que ver con su pasado agricultor, viviendo de la tierra, de la que han sido de alguna forma desterrados por las forestales que han comprado los fundos (aún no sabemos si fue un ofrecimiento de parte de los patrones de los fundos a las forestales o las forestales ofrecieron un precio por esas tierras). De todas formas, es una tierra en la que ya no habitan, pero siguen viviendo juntos, subsistiendo uno al lado del otro, con otras prácticas y otra cotidianidad. Es aquí donde estamos inmersos.