Para el día de cierre se dejó a toda la comunidad invitada, era que no. Junto a Cristian Venegas y a Ítalo Antonucci se ha trabajado en una comida para la asistencia a un cierre de lo más tradicional: un pequeño escenario, unas cuantas sillas, mesas con presentes, y el protocolo Municipal. La animación estuvo a cargo del incombustible Juan Yolin, quien dirigió la ceremonia como un Vodanovich. Esto permitió la aparición del cantante de Quilicura Felipe Mayorga, el poeta renquino Sebastián Hernández, y de la entrega de los tan esperados buzos a la comunidad. De todas maneras, y para sorpresa de los asistentes, se hizo entrega de 70 (algunos se repitieron plato) bolsas con lo producido durante la residencia. Esto comprendía calendarios de micro, impresos con poesía chilena traducida al criollo haitiano junto a los poemarios de Sebafari y Vietnam. Esto último resultó una buenísima jugada, algo así como un paquete de álbum descontinuado, con variados materiales para distraer el ojo y la lectura.