Continuando con las actividades del Laboratorio de Naturaleza Ilustrada -como llamamos a la serie de ejercicios creativos que realizaríamos juntos a través del dibujo- hacemos una caminata en grupo por la playa y los recovecos de esta selva austral que se tira encima de las olas prácticamente en el sector de Comao. La idea es recorrer el lugar de ida por la orilla, y de vuelta por el sendero que deja pasar solo caminantes una vez que se acaba la ruta para autos aventurados como nosotros. Algunos llevan sus libretas, y otros prefieren observar para llegar a dibujar luego. Dentro del recorrido, recolectamos especies nativas que pudieran llamarnos la atención; algunos recogen diferentes flores, una piedra particular u hojas. El resultado es alucinante al volver, el grupo realiza mímesis propia en una interpretación totalmente libre desde el dibujo de un kuarzo -inusualmente encontrado por Ítalo-, flores como el copihue austral y otras que luego sabremos por don Gabe que tienen nombres como Chaquihua, una hoja de Pangue, etc. Sin duda el material que el grupo ha creado ha sido espontáneamente la creación de gráficas e ilustraciones para nuestro mapa, el mapeo -y mucho más- está. Al terminar, volvemos a la casa para celebrar juntos esta primera etapa del proyecto, y el año nuevo que nos tocó pasar separados por los viajes que muchos hacen a Puerto Montt, Chaitén o Quellón para las fiestas. Tranquilamente y en torno a una partida de carioca también colectiva y por rotación transversal -como si el grupo hubiera inventado de alguna divertida forma una metodología propia, natural y orgánica-, damos vueltas y vueltas en la mesa jugando; como al cordero que compartiremos, y que “tiene que ser al palo, con giro manual para conversar, como se debe y es tradición” me dicen los compañeros de grupo que se afanan en la reunión y el giro en torno al fuego. Terminamos de noche alrededor de una fogata que ha quedado ya establecida frente a la casa, dándole vueltas al trabajo hecho y lo por venir, pero sobre todo disfrutando de cierta unión que se ha logrado más allá de los posibles parentescos que muchas veces no son más que apellidos coincidentes y reiterados. Sin haberlo tenido jamás como objetivo posible, hay cariño en el grupo, cohesión y sobre todo, ganas, ganas en torno al arte. Pienso que si bien los primeros problemas de difusión del proyecto y la costumbre de la zona de no participar mayormente en actividades culturales o de otro tipo nos llevó a trabajar con un grupo más específico -aunque alegremente de diferentes edades y quehaceres, y totalmente locales-, esto ha hecho que el proyecto se vuelva más cosas, y que si bien el resultado de lo que estamos trabajando será para todos y espera abrir canales de comunicación y presencia de la península en otros territorios, aquí estamos unidos, juntos, todos girando -igual que el asado- en torno a una tierra común.