El encuentro de esta semana giró en torno a escuchar las entrevistas que habíamos decidido hacer hace dos jueves atrás. Había que seleccionar los fragmentos que nos parecían relevantes para que queden plasmados en el libro.
Escuchamos la voz de Don Celerino, que nos decía que atesoraba la época del asentamiento, luego de la reforma agraria y los relatos de Don José Cáceres y su hija Elsa, sobre el trabajo de lanchero que tenía antes que existieran los puentes en San José. Este lugar está cruzado por el río y el estero, así que antes de los puentes, era una especie de isla. Esta característica geográfica es importante y activa los recuerdos colectivos de varias generaciones:
Hasta pasaban a caballo!
Quedamos aislados.
¿Te acuerdas que llegó un helicóptero para que una señora fuera a parir?
–Esa fue mi mamá– decía Tatiana
Luego fuimos decidiendo que sería importante de transcribir y que podría quedar para el disco. Don Tomás hizo hincapié en las payas y canto de Don Celerindo, en que podríamos recopilar más, entonces quedamos de ir de visita junto a la compañía de Don Elías. Varios se comprometieron con escritura, y que haríamos la introducción todos juntos en el próximo encuentro. Además que había que integrar la mirada de los niños con sus dibujos, fotografías y escrituras.
Al final de la once, comentamos sobre el muro, de que día ir a cortar el pasto, de usar más ese espacio y de como se podía aprovechar la instancia de mejor manera. Se sugirió que podría quedar representado el presente, los problemas ambientales del lugar y el constante paso de los camiones de agro-súper y otras empresas que hace unos quince años son parte del paisaje. Se evidenció que ya no se caminaba tranquilamente por lo invasivo de los camiones, y como es casi inexistente el espacio público. Los camiones están en abundancia.
El muro empieza a cuestionar varias capas de la vida cotidianeidad del lugar.