Nuestras actividades con los niños de la Escuela Los Coigües están llegando a su fin. El jueves 9 de noviembre tuvimos una de nuestras últimas jornadas de trabajo, en la que tomamos los retratos de cada uno de los niños, retratados como los personajes de sus objetos, o usando derechamente estos objetos. La actividad resultó ser una instancia de juego teniendo como escenario todo el colegio, para poder recrear aquella imagen que los niños tuvieran en sus mentes.
El trabajo con los niños parece ser el más constante de todo lo que nos ha tocado hacer aquí. Quizás sea porque nuestras jornadas con ellos se encuentran inscritas en el espacio del colegio, al que siempre van. Si bien creemos que este es un factor determinante, no consideramos que sea el más importante. Los niños de la escuela están ávidos de salir un poco de los límites de la misma escuela, de hablar sobre el lugar que habitan, de mostrárnoslo y enseñarnos. Esperamos que todo este proceso se vea reflejado en la lámina de ellos que irá en la publicación que realizamos junto a la comunidad. También esperamos que esta lámina sea un documento para ellos del trabajo que realizaron.
Este jueves 16 de noviembre nuestro trabajo con los niños no se realizó como cada semana, ya que ese día se celebraron las Olimpiadas Rurales en las dependencias de la Escuela. Este es un gran evento que agrupa a varias escuelas básicas de San Fabián, que se prepara con bastante tiempo de antelación y del que sabíamos gracias a la profesora Alejandra, quien en una de nuestras primeras reuniones, nos contó que se realizaría.
Nos causaba expectación saber cómo se daba esta instancia. Algunos niños, como Benjamín, con quien compartimos tanto en la Escuela como fuera de ella (es nuestro vecino), estaba hace días nervioso, concentrándose en su desempeño como defensa del equipo de fútbol. Algunas apoderadas también se preparaban para vender mote con huesillo, bebidas, sándwich y frutas. La cancha al lado de la Escuela, perteneciente al fundo, se pobló de todos los niños y niñas que disfrutaron de una tarde de juegos, porque un clima de competencia en la forma tradicional que conocemos no lo percibimos. Todo el tiempo es el juego y sus dinámicas las que permean los espacios que ocupan los niños, y ha sido también el vector que ha dirigido nuestras actividades con ellos.