Habiendo diferenciado, junto a Walter Imilan y los del grupo, qué contenidos podrían ser parte del mapa de carácter más cartográfico y cuales podrían servir para lo que llamamos el “labo B” del impreso final, comenzamos a ver que tiempos teníamos aún y cuales eran los elementos que podrían faltar y que fueran fundamentales de ser incluidos. Aunque -y como ha solido pasar en muchas cosas- todos viven aquí desde siempre, intentar dar con el nombre de los ríos y puentes que van rodeando toda la península, así de memoria, resultó imposible. Hablamos con Edgardo y Don Gabe tratando de identificar en el mapa los que había, pero se necesitaba de todas formas ir a realizar un recorrido especial para llegar hasta más allá de Poyo, hasta el último posible de cubrir, al menos por la costa hacia el Pacífico. El Ítalo chico -como ambos Ítalos son Barrientos, a menudo los diferenciamos por “El Talo” como el Ítalo grande y “El Ítalo chico”- partía el miércoles nuevamente durante 14 días a la salmonera, así es que le pedí y se entusiasmó en que fuéramos juntos a pasar la tarde en el recorrido que estaba haciendo falta. Partimos temprano después de almuerzo, sabiendo que con el auto con que contamos será algo lento, también por la precisión en distancias y nombres de ríos que sabemos es muy importante al ir marcando. Nos devolvimos “hacia abajo” hasta puente Buill para comenzar ordenadamente de sur a norte, anotamos y paramos para calcular distancias entre un río y otro en cada puente e hicimos una parada breve en Puente Huequi. Es un lugar que cada vez que hemos pasado está algo solo, lo que me ha llamado siempre la atención, pues debe ser uno de los sectores más bellos de la península. Conversamos con Ítalo sobre el nuevo recorrido que habrá que hacer a principios de marzo, cuando ya esté listo el impreso y la página web, coincidimos con la idea de que podríamos dejar en cada negocio -o casa/almacén- de la península un cierto número de ejemplares, para que así todos los que vayan a comprar puedan acceder al impreso y se enteren. Se nos hace tarde dando la vuelta para regresar por Chulao después de pasar a saludar a Ignacio que no pudo ir el tercer día de laboratorio fotográfico, así es que le llevamos sus fotos impresas. Ya atardeciendo, volvemos a Reldehue y le cuento a Ítalo que en la mañana temprano hemos salido con Don Gabe y Evelyn a marisquear. Como la marea ha seguido buena y aunque no es luna nuevamente hasta mediados de febrero, al no haber podido ir antes con ellos, aproveché el rato libre de la mañana para probar suerte. Almejas y culengues mayormente consigo, hasta que Don Gabe da vuelta de pronto una gran piedra y salen varias jaibas que agarramos. Le cuento que espero tener más tiempo para volver a ir, y nos despedimos hablando sobre el proceso que ya va terminando y como le hubiera gustado a él no tener que perderse lo que vendrá por “entrar a trabajar al fiordo” en un par de días otra vez.