De pronto, a mitad de mañana, me llega un mensaje de esos que entre todos en la península hacen correr entre wathsappy wathsapp: hay corte de luz hasta la noche en todo el territorio. Algunos se han enterado con más tiempo, pero otros como yo, tratamos de cargar celulares, reprogramar algunas compras y ordenar alimentos refrigerados de manera que el corte perjudique lo menos posible. Se ha programado para entre las 11 y las 17 hrs., pero muchos dicen que eso a veces no se cumple. De todas formas continuamos con la idea de hacer la actividad que hemos preparado, el lanzamiento de la campaña de reciclaje será el punto de inicio para reunir a los primeros participantes del proyecto, y que formarán “el grupo editorial”. El encuentro en la escuela de Ayacara con la comunidad estaba fijado para las 17:30 hrs., pensando en que la electricidad volvería y podríamos hacer una presentación visual para invitar a quienes asistieran. Sin embargo, el corte continúa y la asistencia es menor a la que esperábamos, por un rato no llega nadie y junto a Gastón -el colaborador de Servicio País- nos desanimamos por un rato. Minutos después, aparece “El Talo” con toda su familia, se suman algunos alumnos de la escuela y funcionarios: Ángela, Edgardo, Ítalo, Evelyn, Eric, Cynthia, Guereny, Ignacio, Jonathan y otro Jonathan más, somos el primer “Grupo Editorial” del proyecto. Hablamos de lo por venir y se muestran rápidamente entusiastas. Entre todos, en el mismo patio abierto del recinto sin más actividad que nuestra reunión por el corte de luz, decidimos que la difusión de las actividades y cualquier información debe hacerse en digital y difundirse vía wathsapppara ser coherentes con el abuso en el uso del papel y el deshecho constante de éste material. Tomamos unos basureros que en la escuela hace rato están a la espera de ser utilizados para reciclar diferentes materialidades, pero que se han mantenido guardados y nuevos desde principio de semestre. Edgardo -inspector general de la escuela- los trae e imprimimos las únicas hojas para orientar a quienes vayan a dejar papel. Durante 5 días habrán tres contenedores en la escuela para recibir cualquier tipo de papel que generalmente es quemado semanalmente, y conversamos la importancia de correr la voz sobre el laboratorio de papel reciclado que habrá próximamente. Al separarnos, pienso en que el corte de luz ayudó a generar un diálogo más abierto y transversal, al no poder instalar una proyección y una presentación donde yo estaría al frente y ellos observando en formato tipo cátedra, nos vimos obligados al círculo de conversación más simple y más natural. En la despedida, Ángela y Jonathan me preguntan por que el proyecto se titula “Atlas Popular de Ayacara” si la península completa es un gran espacio para trabajar. Ya tenemos un primer tema espontáneamente planteado para debatir como grupo, el título seguro cambiará en las conversaciones que sostengamos dentro del laboratorio y paralelamente al trabajo en éste, pero las ideas de cartografiar coherentemente la zona ya comienza a ser compartida. Pienso en que aún cuando no es una cantidad enorme de personas, es un grupo de edades, quehaceres y ubicación dentro de la península muy diferentes, un breve abanico de pensamientos, intereses y vivencias personales que se reúnen en torno a su propio territorio por primera vez. No quiero contar, por que lo que cada uno en ese momento está buscando para ser parte del grupo es una suerte de ilusión, la de una nueva posibilidad de hacer, dentro de un cotidiano a menudo alejado del arte y escaso en la colaboración mas colectiva. Aún cuando es innecesaria la evaluación de esa asistencia, no dejo de pensar que de alguna forma hemos tomado forma y que entre decisiones pequeñas y comunicación más cercana, ya somos 10.