Conocimos a la señora Ester Arellano gracias a nuestro interés por encontrar a una artesana de totora en el valle. Después de preguntar a varias personas y tener algunos intentos fallidos, nos acercamos a la señora Ester, se interesó con el proyecto y con mostrar el proceso de sus artesanías. Es así como nos pusimos de acuerdo para acompañarla al río a buscar la totora.
Llegó el día de ir al río con la señora Ester. Primero la pasamos a buscar a su casa, la acompañaba su nieta pequeña que va en tercero básico. Comenzamos a caminar para acercarnos al río, la señora Ester pidió permiso a unos conocidos para pasar por su terreno, eso sí los perros nos ladraron enfurecidos. Después de eso tuvimos que cruzar el río Lluta, problema al cual ya nos habíamos enfrentado anteriormente. Dos integrantes se sacaron los zapatos y cruzaron, mientras la otra integrante fue más cobarde y se quedó grabando desde la otra orilla para tener un plano más general.
El día estaba muy bonito, el sol pegaba fuerte, pero había una briza que ayudaba a no sentir tanto calor y que no nos picaran los jerjeles (mosquitos del valle de Lluta). La totora bailaba con el viento, y entre ella aparecía la señora Ester cortando con cuidado los tallos que usa para sus tejidos.
Después de cortar lo suficiente dejó secando la totora al sol, y nos contó que había que esperar una a dos semanas para ir a buscarla cuando este seca y sea más fácil transpórtala, porque así pesa menos. También nos dejó invitados para ir el día sábado afuera de la iglesia, ya que ahí se pone para vender sus artesanías.
Fuimos el sábado y nos encontramos con la señora, nos mostró las paneras y canastos de totora. Algunos turistas interesados se acercaban a sus obras y les llamaba la atención el tejido delicado que trabaja Ester, digno de ser un patrimonio para el Valle de Lluta.