Comenzamos las performances itinerantes. Comenzamos a sumergirnos en los hábitats. Comenzamos a percibir lo cotidiano imperceptible. Comenzó a emerger el espacio. Comenzó a emerger una y varias historias. Comenzó a emerger el cuerpo. Comenzó a emerger lo performativo.
Decidimos hacer activo y presente el registro audiovisual, ya que, siendo una discusión en el arte contemporáneo respecto al carácter efímero de la performance y la danza, consideramos que es un factor relevante para documentar ese presente y a la vez integrar al diálogo interdisciplinario, una cámara que pasa por el cuerpo y que participa colaborativamente en la escena. Fuimos a este primer encuentro con la premisa de un comienzo y de un final: comenzamos seleccionando un tema en conjunto, desde el cual emergerá lo performativo, y terminamos en una reflexión en torno a la comida, respecto a lo que sucedió.
Fue una primera experiencia totalmente removedora respecto al tema personal de la maternidad. Lo relevante es cómo ese aparecer personal no es tan individual sino que permite entre ver temáticas que son transversales a la comunidad pero que se esconden entre las paredes de una casa. Entonces los espacios y los cuerpos hablan por sí solos. Creamos en conjunto en un presente intensivo que necesitó sostenerse desde la colaboración, performativa, emocional, física, creativa. No nos imaginamos que tal intensidad emergería, entonces volvimos vibrantes a casa.