Estoy de vuelta. Es una grata sensación ya que me encanta este lugar.
El viaje si ha sido largo y agotador. He salido a las 9:30 de mi casa y he llegado a la cabaña en Pargua a las 20hrs, incluyendo varias paradas en el camino por tres regiones de este largo país. Además, he venido tan cargada con cosas para nuestras actividades, para la comunidad, que parece que me vengo otra vez por unos cuantos meses. Al menos la aerolínea me perdonó los kilos extras y Pancho, a quien conocí en el territorio en las cabañas, llegó en el auto a recogerme y acompañarme en los trámites que por Puerto me quedaban, así que todo bien con la llegada! Sumado a ello, Puerto Montt y Pargua estaban con un sol radiante y una loica fue la primera ave que vi en cuanto puse un pie en la región de mis amores.
Sin embargo, llegada la noche, empezaron las malas y tristes noticias. A la Junta de Vecinos de Chayahue se les murió un socio, el único varón del colectivo. Noticia amarga que me comunicó la señora Marta y que implica, lógicamente, un cambio en nuestros planes. Pero ahí no es todo. En la mañana al despertar, me llama la señora Maritza de Maulikan para contarme que en la madrugada murió la madre y abuela de varias de las socias de la comunidad. Otra triste noticia que empaña al territorio, que involucra a ambas comunidades y que me deja a mí, pero sobre todo a ellas, bajo un manto de tristes sensaciones. No queda más entonces que acompañar…
Aun así, tengo encuentros y reuniones. En el jardín, donde hice una presentación a la Junji que Marlene me solicitó, ya que venían a nuestra presentación pero con los cambios, obviamente todo se postergó. También con la señora Otilia y su familia nos reencontramos y vimos el video que hemos realizado. Pero sobre todo, ha tocado vivir con Mualikan y Chayahue, la tristeza de la pérdida pero también el cariño y la compañía de lxs habitantes de este territorio.
La vida es así, nunca sabemos que pasará mañana. Por lo mismo, tenemos que tener la flexibilidad suficiente para adaptarnos y cada vez recomenzar. Ahora toca estar tranquilxs, ser prudentes y acompañar. Estar. Mañana será otro día y poco a poco la amargura de las familias y amigxs de estas personas queridas el viento la calmará.