Nos abren las puertas de la Escuela Fronteriza de Villa Dorotea, la fragilidad de esa puerta que se puede cerrar al primer instante.
Es muy fácil que la puerta se abra, pero es mas fácil que se cierre. Con ese cuidado buscamos establecer confianza entre los niños, docentes y para docentes, todos por alguna razón habitan actualmente Villa Dorotea.
Todos reconocen su territorio
Todos descubren nuestro trabajo
Todos escuchan atentos
Todos comparten en silencio
El camino que nos lleva a este lugar tiene múltiples formas, el diálogo y la escucha es nuestro principal aliado, aprender a escuchar es un trabajo personal que cada día da frutos inesperados. Responder a esos ejercicios es tan complejo como concentrarse en aprender a dibujar o pintar, la escucha como herramienta artística, la escucha como técnica artística, la escucha como parte fundamental de un proceso creativo.
La escucha es tan efímera como concreta
La escucha es tan concreta como efímera
La escucha o el acto de escuchar nos visualizan como artistas en donde la acción comunitaria se transforma en un acto poético, el ensayo y el error son parte fundamental. La intervención social comunitaria como proceso artístico se releva a cada paso y en cada encuentro.