BitácoraResidencias de arte colaborativo

Residencia: Chanquin@s a escena Chanco - Teatro Municipal, Maule - 2018 Residente: Paulina Martínez Marín
Publicado: 13 de noviembre de 2018
El último brindis

Junto a José Ignacio, fuimos a recorrer Reloca Alto en búsqueda de las historias del sector. Los niñ@s nos aconsejaron ir a las casas de los antiguos, y así lo hicimos:

fuimos de uno en uno,

y cada uno nos enviaba al otro,

y el otro al uno,

y el uno al río.

Luego de unas horas recorriendo, nos encontramos con el río de reloca, teníamos que cruzarlo para llegar a la casa de la Señora Mafalda, quien prometía tener muchas historias para contar.

Pero de río mucho, y de puentes poco.

No resolvíamos cómo íbamos a cruzar tan ancho río, cuando a la derecha, cruzando un campo de vacas y caballos, se veía lo que parecía ser un puente colgante.

Cruzamos los alambres de púa y los pastizales, una vez que llegamos al puente, notamos que se tambaleaba, nos asomamos para ver si venía alguien y nos encontramos a un hombre de caminar resuelto y tintes picarescos. Entre risas, nos invitó a hacer un brindis a mitad del puente, sin entender mucho, nos quedamos en silencio esperando a que cruzara. Mientras se acercaba, nos preguntó cómo nos estaba yendo con los antiguos, si acaso logramos hablar con Don Manuel.

Nos dejó helados.

Nunca antes lo habíamos visto, no era apoderado ni pariente de ningún niñ@ de la escuela ¿Cómo sabe que estamos buscando a los antiguos? ¿cómo sabe que veníamos de la casa de Don Manuel? Lo miré fija y profundamente, como si así pudiese resolver el misterio que encerraba este hombre. Me armé de valor y le pregunté cómo es que sabía todo eso. Pero mi pregunta más que atraparlo, le causó gracia, soltó una carcajada y discretamente me señaló con su mano derecha el vuelo de un pájaro.

Quedé atónita, el hombre que tenía al frente era el brujo, ese que se convierte en pájaro o en perro, ese que vuela, ese que se te aparece de pronto.

Entre asustada y maravillada, le comenté que me alegraba de conocerlo, le pregunté si necesitaba algo, y nos respondió que le quedamos debiendo el brindis a mitad del puente.

La salida a terreno nos dejó algo inquietos, ¿caminamos por Reloca en busca de las historias? o ¿caminamos por las historias en busca de Reloca? ¿donde empieza la fantasía y dónde acaba la realidad? ¿será acaso que se pueden entremezclar?

Bernardita

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