Después de una sesión de relajación colectiva, empiezan a circular los mates, con naranja, con canela, con y sin azúcar. Y los temas se suceden a una velocidad impresionante: las posturas pro y contra matrimonio, cómo era antes, cómo es ahora, y de una diversidad desde la preparación de la tortilla y del pie de limón, hasta la participación en actividades y las diferentes caminatas.
Entre relatos, historias y recuerdos no vemos pasar la hora.
Nos organizamos para las próximas actividades en el marco de la residencia y nos cuesta más de 30 minutos irnos.
Esa noche tomé tanto mate que no podía dormir. Me dormí super tarde pensando en la fuerza de lo femenino, en la necesidad de reunirnos entre mujeres, en la sabiduría popular, ancestral, de linaje. Al mismo tiempo que circulan en las redes sociales las imágenes de NI UNA MENOS y en las noticias escuchamos como mueren mujeres a diario. Me quedo pensando en la honestidad y transparencia de las bellas mujeres del Peumal.
Coté.