El encuentro con las agrupación de mujeres fue determinante. Luego de conocerlas en el trabajo de los invernaderos que ellas levantaron colectivamente, propusimos una reunión al día siguiente para juntarnos a conversar. Dado que se trata de un lugar donde prácticamente no existen organizaciones a nivel comunitario, nos llamó profundamente la atención este grupo de mujeres, la única organización femenina de la Isla, que sostiene invernaderos comunitarios para abastecer a sus habitantes de producción hortofrutícola local. En busca de instancias de encuentro dentro de la comunidad logramos aproximarnos a ellas, quienes se reúnen casi todos los días a trabajar la siembra; compartir y trabajar sucede entonces colectivamente. Luego de nuestra conversación con el grupo es que se propuso la realización de encuentros regulares de trabajo corporal, donde a través de una experiencia colaborativa que tiene como centro articulador al cuerpo, sea posible abordar necesidades de este colectivo en torno a las temáticas de género, autocuidado y autoestima, problematizando la imagen corporal, el uso del cuerpo en el trabajo, y el valor del cuerpo en la comunidad. Todo esto con la idea de llegar a un ámbito performático del cuerpo desde prácticas de danza contemporánea como lugar donde abrir estas problemáticas en relación con el movimiento y la creación. Esto nos permitirá aproximarnos y generar vínculos desde la acción del cuerpo en colectivo, para ingresar a la realidad de esta comunidad, las historias de vida y los imaginarios, para así poder posicionarlos a través de los encuentros performáticos.
A su vez, nuestra relación con la Sra. Clotilde continúa profundizándose, ella es un agente muy importante dentro de la comunidad y nos parece muy relevante su rol como mujer en torno a la cual se articula toda la primera parte del sector, donde todos los vecinos son familia. Durante nuestras conversaciones con la Sra. Clotilde vamos articulando un sentido particular a la idea de un primera encuentro performático, por lo que decidimos dar inauguración a las performances itinerantes en su casa. Ella aceptó alegremente abrir su casa al encuentro de la comunidad.
Sigue siendo Millaray, nieta de la Sra. Clotilde, quien nos entrega diversas visiones de la vida en la isla. Salimos a recorrer el territorio y ella, con sus 8 años de edad, se ha encargado de comenzar un trabajo fotográfico y audiovisual de retratar el entorno y la comunidad de la Isla del Rey.