Desde niño me sentí vinculado a los kioscos y a los kiosqueros. De partida es un vocablo hermoso. Tiene personalidad y un redoble hipnótico de sílabas como lo tienen ciertos lugares: Concón, Temucuicui, Taltal. Los tuve cerca de mi casa y conocí a personas que tenían un rol importante dentro del barrio. Eran quienes te vendían el periódico o una cajetilla de cigarros, pero también personas con quienes conversar. Tanto los diarios como los puchos eran encargos de los mayores. Mi interés iba por los álbumes de fútbol. Estos me apasionaban. Menos mediatizado el deporte en aquellos años de infancia, las láminas eran la oportunidad de tener en mis manos a tantos ídolos. Y luego, jugando con mis amigos y vecinos, me transformaba en ellos. Podía ser el ‘chapulín’ Romario si quería jugar de delantero y era un álbum del Mundial o ser el ‘rambo’ Ramírez si me tocaba jugar al arco y estaba coleccionando un álbum del campeonato nacional.
Para el Proyecto Kiosko decidimos revivir esa vieja pasión que ha trascendido tantas generaciones y pensar en un álbum para el Club Deportivo Once Estrellas. Claro que este se transformó en un álbum de dos caras: por uno tendría la historia oral del club, es decir, las voces de algunos de sus más notables socios, dirigentes y jugadores; y por otro, la vida deportiva de sus actuales divisiones, desde infantil hasta supersenior.
Ingresar en la memoria social, cultural y deportiva de un club no es tarea fácil. De hecho, lo que se muestra en este álbum es solo un esbozo. Tan abundante y disparatada es la memoria, que faltarían muchas horas de conversación y contrastación para llegar si quiera a una historia consensuada. Con todo, diría que son muchas las historias del Once Estrellas. Cada uno ha vivido el club a su modo.
Sin embargo, este relato histórico tiene como objetivo tender un puente hacia las nuevas generaciones. En el juego de abrir un sobre y verse retratado en una lámina, está el sudor y pasión de una gran cantidad de personas que permitieron que esos colores lilas todavía existan.
Recordar y jugar. Ese es el vaivén que propone este álbum. Quienes fueron niños cuando el club se formó hoy asisten a las graderías de la Pedro Aguirre Cerda para alentar al Once Estrellas. Los jóvenes que están en la cancha serán los encargados de encaminar al club hacia el futuro. Unos no pueden estar tan distanciados de los otros. Para eso es este álbum: para recordar jugando o jugando a recordar.