Hoy fue un día especial para la residencia, conocimos a nuestra mediadora, Isolda, y fuimos al Centro Cultural del Colectivo La Mandrágora, quienes han construido en el Campamento Manuel Bustos, un espacio autogestionado donde se cultiva y enseña teatro, arte circense y otros conocimientos más.
Lo que queremos contarles es sobre el extenso trabajo que han realizado en el barrio y la bellísima acogida que nos dieron hoy en su espacio. Tomamos té, comimos galletas y mandarinas, rodeados de máscaras que cuelgan de las paredes y una colección de relojes que al unísono están detenidos a las 7:07 horas. Puse unos cuantos fanzines al medio del grupo y les conté lo de la imprenta casera que queremos montar a partir de todos esos ejemplos de autoedición.
Nos pusieron los pies en la tierra, ya que ellos viven ahí y saben la delicadeza con que se tiene que hacer un proyecto de arte colaborativo en el campamento.
En el espacio hay memoria y vida de todas las acciones que se han realizado. Con Elías nos miramos con complicidad: amplificar la escucha.
Luego nos llevaron en camioneta para atravesar por dentro el Campamento y llegar a la Sede Bellavista. Los caminos son empinados y terrosos. Cuando llueve hay barro y cuando no te resbalas con la tierra suelta al estar bajando. Finalmente pensamos que esto es una metáfora de la fuerza que han puesto en su proyecto: camino empinado y ellos tirando para adelante.
Luego fuimos a la Sede Bellavista, donde acordamos que este viernes dejamos todo montado para inaugurar la exposición de la Fanzinoteca Espigadoras, el mismo sábado al mediodía, amenizado con tallarines, jugo y helado con galleta.