Ella es Rosa y vive en el Cerro La Cruz desde que era una niña, cuando “todo era un peladero, un tierral. Acá no había agua ni luz, sólo maleza por todos lados y el mar de fondo. La vista del mar es lo que más se mantiene. Para buscar agua bajábamos a un estero donde las mujeres estaban lavando ropa desde temprano. Un par de veces a la semana subía un hombre montado en un burro para recoger basura e intercambiar mercadería”.
Rosa nos cuenta que fue Presidenta de la Junta de Vecinos por 19 años y que conoce este cerro como la palma de su mano. “El incendio lo cambió todo, pero de a poco las cosas están volviendo a ser como antes”.
Rosa se emociona al escuchar a sus vecinas hablarnos sobre el Cerro La Cruz. “Es que son tantas historias que habitan en este cerro”.
Pensamos en la importancia de registrar su voz y las de otros vecinos históricos del cerro. Homenajearlos y también resguardar sus memorias.