Las Quintas se ubica en el en la salida sur de Pozo Almonte y surge -como he señalado antes- por medio de tomas de terrenos, de habitantes de los pueblos del altiplano. Históricamente podría creer que las tomas de terreno siempre han sido castigadas por los estamentos gubernamentales, sean gobiernos de derecha o de izquierda, más conservadores o más liberales. Pareciera que este no es el caso, porque en el sector de Las Quintas ya casi el 85% de los/las pobladores/as tiene el título de dominio de su casa. Sin embargo la posesión efectiva de los terrenos no es la única lucha, y en la actualidad son cerca de 20 años de lucha por que el sector que habitan sea urbanizado.
Que quiere decir esto, que tengan sistema de alcantarillado, agua potable, luz, calles pavimentadas y alumbrado público. Esas son al menos las características básicas o generales, que permiten que una población sea incorporada a los parámetros por los que se guía la ciudad. En medidas administrativas, significa que la población entra dentro del plan regulador de la comuna y al mismo tiempo, que el radio urbano de la comuna de Pozo Almonte crece al incorporar este sector. Mientras el sector de Las Quintas no se urbanice, es considerado un sector rural, a pesar de que se encuentre en un radio urbano.
¿Qué pasa hoy?, en mi caso, se me convoca a trabajar en el sector de Las Quintas con el fin de llevar actividades culturales a la localidad, haciéndolos actores protagonistas de esta intervención, con el fin de sensibilizar a la comunidad con su cultura, tomando el sentido de cultura como un conjunto de significados y saberes que se intercambian y entrelazan en la convivencia comunitaria. Al realizar este trabajo voy observando lo que sucede y veo algunas incongruencias en lo que se refiere a la posibilidad de urbanización.
Participando en una jornada de trabajo en torno al tema de la futura urbanización del sector, voy descifrando vínculos cortados entre las autoridades y la comunidad.
Pamela Liz (trabajadora social del SERVIU en la unidad de fiscalización y área social) menciona que existen tres opciones de subsidios o programa de mejoramiento a la vivienda rural. Por otro lado, Don Iván Moscoso (presidente de la Junta de Vecino de Las Quintas y el habitante de Las Quintas asistente a esta jornada) señala que ellos nunca han sido tomados en cuenta para optar a ese tipo de beneficios, entonces por eso ellos quisieran dejar de ser un sector rural, esperando que al ser urbanizados, se les considere que tienen más peso social frente a la municipalidad. En este discurso se puede entrever algo que caracteriza todo el proceso de modernización que trasciende este espacio y que refleja una realidad nacional e incluso mundial; que en la población se va entregando un mensaje desde las autoridades que construyen un lenguaje en que el “ser urbano” tiene más poder que “ser rural”. Es decir, el hombre y la mujer de ciudad tienen: más comodidades, más facilidades, más peso social. El ser urbano aparece en el imaginario como alguien que puede acceder a un mejor estatus de vida que el que se tiene en el campo. Esto me entristece y llama profundamente mi atención, considerando que la calidad de vida que se tiene en las grandes ciudades llega a ser bastante deplorable.
Luego, don Guido Valdivia (encargado de SEPLAC) señala que el plan regulador de la comuna (en cual se incluye el sector de Las Quintas) se estaría implementando en el año 2018, luego de un proceso democrático de desarrollo, que busca incorporar la visión de la ciudadanía invitando a la comunidad a participar, sin embargo (y nuevamente) solo han contado con la participación activa de don Iván Moscoso. Esto también llama mi atención y me entristece, ya que nuevamente veo cómo la participación ha ido disminuyendo en la sociedad, y las comunidades inactivas socialmente pasan a ser un problema que afecta en todas la áreas.
Además de este pequeño análisis que pude hacer hay dos grandes realidades de las que me enteré en este encuentro que considero sumamente graves:
La primera es que la empresa privada a cargo del sistema de aguas es una empresa china, llamada Aguas del Altiplano. Ésta empresa cobra una suma de dinero realmente impagable por el servicio de alcantarillado en el sector. El negocio de las aguas es terrible en nuestro país, siendo el único país del mundo que tiene este bien netamente en manos privadas, como herencia de la dictadura de Pinochet. Sin embargo, hasta hace pocos años, en el gobierno de Ricardo Lagos, fue que se efectuó la privatización completa de las sanitarias y agua potable del país. Pozo Almonte es solo una de las tantas comunas que es víctima de los sobre precios que ponen empresas privadas, sin embargo nadie más que la comunidad es responsable de pagar el sobre precio de estos servicios, ya que por ley queda estipulado que ciertos servicios no pueden ser pagados por el gobierno y al estar eso prohibido, la solución es que las deudas las page la comunidad.
El segundo tema tiene que ver con los altos niveles de contaminación de la zona sur de la comuna de Pozo Almonte. Como bien he ido mencionando en las bitácoras anteriores, sabemos que existe una contaminación, sin embargo no se tiene un estudio concreto de cuan altos son los niveles de esta contaminación y es esa una de las principales razones por la cual se atrasa tanto este proceso de urbanización por parte de la municipalidad.
Yo presenté mis dudas a la municipalidad y se me señaló que en el mes de noviembre se estaría trabajando en el alcantarillado del sector. Pues bien, yo estoy habitando diariamente este sector y no veo que haya ningún trabajo en torno al alcantarillado. Entonces no me queda más que la sensación de que el Sector de Las Quintas va tener que seguir esperando para alcanzar la urbanización. Lo importante sería que la comunidad lograra tomar un rol más activo, participando, discutiendo, preguntando y haciéndose parte de la solución de su problema. Las transformaciones sociales son tarea de todos y es nuestra responsabilidad como ciudadanos críticos y activos, formar parte de la masa que solucione y propone y no solo espera que el estado responda a las demandas. Solo de esta manera se podría creer en la realidad de los procesos colaborativos, informativos y participativos, que son fundamentales para vivir en comunidad. Y la sociedad es eso, vivir juntos unos/as con otros/as, hacer en el día a día comunidad.