La vida en Lluta es amable, siempre hay cosecha, ya sea de choclo, cebolla o tomates, nunca falta algo que echarle a la olla. Tampoco falta la señora que tiene un almacén y te fía productos, luego cuando tienes le pagas. No falta el camionero que te lleva a “dedo” de un lado a otro cuando la micro se demora en pasar. No existe un cumpleaños que no te sirvan un gran plato de comida acompañado de una cerveza cristal, ni tampoco existe tomar cerveza sin echar el primer trago a la pachamama. No existe asado sin poner choclos a las brasas para hacer una huatia, ni hay fiesta que no se escuchen huaynos, tinkus o chichas. No existe fiesta de quince, ni bautizos que no se celebren, no faltan las celebraciones a sus muertos ni a sus santos. No hay hogar que no tenga su cruz de mayo que los proteja desde el cerro. No existe proyecto que no se bendiga con una pawa.
En fin, hay muchas características y tradiciones que hacen que este sea un valle único, ya sea por sus influencias peruano-bolivianas o por la cultura andina presente desde antaño, es así como Lluta acoge a sus pobladores y siempre hay algo celebrar.