Creo que la comunidad de Maulicán me enamora. Son una comunidad huilliche bastante nueva, del sector de Abtao, “el fin de la tierra o del continente”, que ha sufrido algunos vaivenes pero que sigue en pie con mucha fuerza. Hace 8 meses, tras una experiencia algo frustrante, se conformaron y renombraron como Maulicán, “lluvia de piedras preciosas” pues se ubican en Abtao frente al Estero de Codigué, el “lugar con morteros de piedra”. Antiguamente aquí habían muchas piedras para moler, justo en la bajada del estero donde por cierto, cuando hay marea baja, vamos todxs a mariscar. Antes, a las personas nacidas en este lugar les ponían en el carnet nacida en Codihué, pero eso, como tantas cosas se ha perdido…
Esta semana nos reunimos nuevamente con la comunidad para empezar a trabajar juntxs en el diseño de nuestro cerco. Para ello, primero trabajamos sobre un mapa reconociendo el territorio y sus significados, entendiendo de dónde venimos para pensar a dónde vamos y con ello dimos paso a una larga, larga discusión sobre qué cerco hacer y cómo hacerlo. Yo llevé imágenes con opciones y les propuse diseños posibles. Intenté explicar que en este caso no sería un cerco funcional, si no que haríamos arte y que de hecho, será la primera actividad visible de esta comunidad. Siempre es difícil esta parte: explicar el desplazamiento hacia-desde el arte. En todo caso, prefiero no liarme y seguir adelante pues, en este hacer haciendo, es cuando vamos todxs aprendiendo.
En este caso ellxs hablaron de lo técnico, de lo posible y no posible, de sus historias de infancia, cuando padres y abuelxs construían estos cercos en sus casas tejiendo el arrayán. Algunxs de los miembros de esta comunidad saben construir el cerco y otrxs como yo, jamás lo hemos hecho, por lo que será toda una experiencia trabajar en ello.
A mí la idea me encanta y la energía de Maulicán aún más. Esta lluvia de piedras preciosas brilla, opina, discute, se ríe y matea. Es la vida, es tejer. Tejer madera, tejer redes, tejer afectos. Y es que la sabiduría del pueblo mapuche-huilliche ha estado siempre ligada al tejido. Nuestros ancestros tejían la madera como quien teje un telar y en ello, iban tejiendo la vida, los sueños, la comunidad. Debe ser por eso que me atrae tanto, pues como quienes me conocen saben, siempre voy tras el tejido del camino…