El queso, el juego del mono y cuatro en línea, son algunos de los juegos que cuentan que construye Patchou en madera, y que llevamos algunos días a la escuela para jugar durante los recreos.
Cuando comenzamos a abrir la escuela los días sábado, instalamos los juegos en un sector del patio y nos dimos cuenta que teníamos que hacer un juego que cuenta entre todos.
El viernes 18 de noviembre, con la Coté y los niños y niñas del Peumal, hicimos la primera historia, la dibujamos y finalmente la calcamos en esta larga placa de madera. Luego Patchou cortó las piezas, puso la linaza, pintamos, y paralelamente comenzamos a hacer la otra parte del juego, con otra historia, otro diseño y otros dibujos. Y así el mismo proceso, el proceso de creación donde contamos con muchas y distintas manitos y cabezas con ideas e imágenes para construir algo en común.
Aún nos faltan los toques finales y el barniz, mas el juego puede jugarse por todas y todos.
Este juego, el queso, se trata de un recorrido, de un viaje, de un inicio y un fin. El queso de Patchou cuenta la historia de un niño que sube a una nave espacial para iniciar su viaje con destino a la luna. Con las niñas y niños del Peumal hicimos la historia de un pájaro que busca comida en el suelo y tiene que subir hasta su nido para alimentar a sus pajaritos, algunos niños también dicen que es la historia de un pajarito que cayó de su nido y tiene que volver a subir. El otro lado del juego, es el camino para llegar a la Escuela del Peumal desde las Tres Esquinas. El camino tiene distintos obstáculos como hoyos, posas de agua, nubes gigantes, árboles caídos, rocas, un puente, el mini, camiones y bicicletas. Al rededor del camino, las casas de los niños y niñas, además de lugares que ellos identifican como hitos en este recorrido.