Nos reunimos con Maulikan tras su reunión con Sebastián de Servicio País Trabajo, a conversar sobre el librillo y nuestra actividad de despedida. Fue un encuentro interesante porque hemos podido escuchar parte de lo que Sebastián les enseña sobre agricultura y de los recuerdos que ellas mismas hicieron. Una de las historias sobre las que más hablaron fue sobre el río La Raya que está en su sector, y que desde hace años trae cada vez menos agua. “Antes escuchábamos el río desde la casa, ahora no escuchamos nada”. Según nos contaban, esta baja en su afluencia no se debe al llamado “cambio climático”, pues aquí llueve como siempre. Sino que se debe a que en los años 80 comenzó la plantación de eucaliptus para vender la madera como leña, y con ello, la sequía de la tierra.
En esos años el Estado no sólo permitió la plantación de este árbol introducido, sino que alentó al cambio de árboles nativos por ellos en pos de una supuesta industria maderera.
“Lo admitimos por ignorancia, nos engañaron y caímos” señalaban. Hoy, ellas no están de acuerdo con la plantación de este y otros árboles introducidos, sino por la labor de cuidar el bosque nativo. Dicen que ya aprendieron de este tremendo error y que hoy en día, “quien planta eucaliptus ya no lo hace por ignorancia”. Comida para hoy, hambre para mañana…
Esta historia vinculada al río La Raya que termina en el hermoso Estero Codihue, decidimos entonces que fuera también parte de nuestro librillo. Al hablar de él vimos la posibilidad de agregar una pequeña historia sobre la Comunidad Maulikan, además de la residencia y todo lo que implicó hacer el cerco. Sumado a ello, incluir el territorio tras esta reflexión. Por lo mismo, es que partimos con algunas de ellas a hacer una visita al territorio para poder fotografiarlo e incluirlo en el librillo. Nosotros no teníamos fotos ni del río ni del estero como panorámica, así que, aprovechando el día de sol y las ganas, fuimos de inmediato a verlo con la señora Mabel, Angélica y Maritza, además de sus hijxs.
Codihue significa “lugar de piedras para moler” en mapudungun. Antes, a quienes habitaban sus cercanías les llamaban gente de Codihue, pero hoy, eso también se ha ido perdiendo. Para Maulikan en cambio, es sumamente importante volver a usar ese nombre que señalan es parte de su identidad, y por lo mismo, su imagen pero sobre todo su cuidado, ya que este caudal de agua es el que les permite vivir, se vuelve una tarea prioritaria.