Ese viernes después de clases nos quedamos hasta las 5:30 de la tarde en los laboratorios creativos. Hicimos dos grupos: laboratorio de carpintería y laboratorio de creación de historia y dibujo para el juego de madera. Así, un grupo se fue con Patchou y construyeron primero que todo, un mesón de madera para poder trabajar; y con la Coté nos juntamos con las otras niñas a crear la historia para el “juego que cuenta”. Entonces lo pensamos, lo dibujamos en un papel grande y lo calcamos en la plancha de madera.
Fue un súper trabajo en equipo, entre las niñas y niños que pudieron quedarse hasta más tarde luego de las clases, pasando la tarde cortando, martillando, atornillando, dibujando y creando historias.
Del grupo de los tatas ilusionados, que también se juntan en la escuela, se nos acercó el señor Juan, que nos vio trabajando en la madera y nos invitó a su casa porque quería mostrarnos sus jardineras, así que después de terminar todo, nos fuimos a su casa, la de reja roja.
Al día siguiente sería él el maestro del laboratorio de carpintería.
Con el mesón, la jardinera, el juego en madera ya comenzado, las herramientas y el gran equipo de trabajo, ya estábamos listos para continuar al día siguiente en la Escuela Abierta!