Revisando nuestros cuadernos y los múltiples papeles que rodean a un proyecto como esta residencia, encontramos este escrito de Víctor Flores, quien guía el laboratorio de iconografía que estamos finalizando con las vecinas del Paradero 7. Esta bitácora habla sobre su primer día de trabajo con las vecinas:
“Desde el círculo partimos, cual ceremonial, nos miramos a los ojos, contando objetivos, proyecciones, dudas e inquietudes. Así comienza el laboratorio.
Un grupo muy animado y participativo veo alrededor, historias plagadas de lo más amargo rodean el Cerro La Cruz, puras mujeres participan de esta instancia, lindo reto se viene por delante.
Técnicas gráficas como el esténcil y la serigrafía son las herramientas que nos ayudarán a mirar a través de sus ojos, descubrir rincones, recovecos, imágenes, historias. Esto se va exponiendo a las vecinas, quienes interrumpen comentando “hace años que no tomo un lápiz para dibujar”, “vamos a hacer lo que hacen los lolos cuando rayan las paredes”, “después tenemos que salir a rayar nosotras”, entre risas y nervios se expresan.
Queremos que nos lleven a conocer su cerro, nos cuenten, nos muestren sus bellezas e historias, queremos ver los paisajes desde donde ustedes lo ven, no desde la visión del turista, desde lo cotidiano, desde su experiencia».