El día lunes llegué con toda la energía a la localidad, luego de estar revisando e identificando algunas fotografías antiguas con gente de Esquiña que reside en Arica, y asistiendo a la exhibición del documental de Claudia, compañera residente en Nueva Esperanza. Venía con toda la intención de sentarme a editar las entrevistas logradas en este tiempo sobre los caminos troperos para ir definiendo la línea de este documental, pero me llevé la sorpresa de que no había luz.
Tal vez no parezca novedad, pero esta vez no había luz ni siquiera con el generador, lo que es una limitante bastante fuerte si queremos trabajar en el computador, igualmente para el diario vivir es una situación compleja, y ponía en duda mi intención de permanecer en el territorio como lo había contemplado desde un inicio, pues no se sabía cuando vendrían a solucionar el problema, solo quedaba esperar.
Así estuvimos sin luz desde el domingo al martes, que vinieron de la municipalidad y pudieron hacer andar el generador, para así cargar los paneles fotovoltaicos que estaban absolutamente descargados, don Dagoberto que está a cargo de monitorear el tema de la planta fotovoltaica y hacer andar el motor cuando se requiere, tuvo que “bajar a Arica” junto a su esposa Victoria a una muestra gastronómica que realizarían en conjunto con la gente de Sahuara, así fue que me pidió monitoreara la carga de los paneles y si era necesario pusiera a andar el generador, me instruyó respecto a ello y se fue.
Así es como los días martes y miércoles me quedé a cargo de echar a andar el motor y monitorear la carga de los paneles, fue entretenido, a ratos, no voy a negar, daba un poco de susto salir de noche a oscuras para apagar el generador, pero cumplí con la tarea asignada y afortunadamente hoy está funcionando bien, lo que me pone muy contenta pues podré hacer el proceso de edición en la localidad, sin nada que me desconcentre, más que algunos truenos que anuncian la llegada del invierno altiplánico.