“Somos un grupo de exploradores que viajamos por distintos lugares recolectando historias. Somos exploradores buscadores de tesoros, y aquí estamos los tres personajes: una dibujante, una actriz que además es cuentera y otro cuentero que habla un poco raro y que fabrica juegos!”
Teníamos planeado en nuestro calendario subir a la escuela el día miércoles por la mañana, pero tuvimos que partir ese mismo día… adaptándonos a los horarios de la escuela.
Nos bajamos de la furgoneta como a las 3 de la tarde, entramos y la directora Arelis llamó a los profes y a los 37 estudiantes al patio, así que partimos rápidamente.
Nos habían visto un par de veces antes, pero no sabían quiénes éramos y qué hacíamos, así que nos presentamos: somos un grupo de exploradores – les dijimos – y viajamos por distintos lugares del mundo recolectando historias. Somos exploradores buscadores de tesoros, y estamos buscando los tesoros del Peumal…
La Coté me presentó a mí, yo presenté a Patchou, y Patchou comenzó a contar un cuento. En ese momento ya teníamos la atención de todos los profes y por supuesto la de los niños y niñas que miraban, escuchaban y participaban con atención. Era curiosa la manera en que ellos se acomodaron para esta actividad. Fue algo que surgió de ellos, nosotros estábamos parados en un pasillo y en frente cada curso formado en orden, con sus respectivos profes parados atrás…
Cuando acabó Patchou de contar, presentó a la Coté, que contó un microcuento que nos hizo reír, e inmediatamente abrimos el diálogo con la comunidad.
Partimos contando nuestros tesoros y mientras hablábamos, la cara de las niñas y niños miraban a este trío de contadores y dibujantes de historias con ojos bien abiertos, y me daba la sensación de que tenían mucha curiosidad y ganas de saber más de nosotros y contarnos más de ellos…
El diálogo fluyó naturalmente, las niñas y niños nos contaron cuáles eran sus tesoros más importantes: La naturaleza, bailar, cantar, compartir, jugar basquetbol, las aves, los animales, los cerros, la escuela… La profesora Gladys agregó que aquí en la escuela habían 37 tesoros: los estudiantes, y el profe Juan también intervino dándonos una lista de los árboles nativos y las aves que se pueden ver en el Peumal.
Ya a esas alturas las filas se habían desarmado, y los niños y niñas estaban sentados en el pasto, subían adelante, al pasillo a compartir sus tesoros, y nos costó cerrar la actividad porque todos querían compartir y hablar sobre las cosas que más les gustaba hacer y vivir en la escuela.
Nos fuimos súper felices y motivados de vuelta a nuestra casa, mirando el paisaje del camino y buscando los Peumos, los ríos, los cerros y aves que nos nombraron en este compartir de tesoros.