Después de un sinfín de problemas con los plazos de la primera imprenta, variaciones en el presupuesto e incumplimientos varios, tuvimos que cambiar apresuradamente a otra empresa gráfica que pueda imprimir los libros en tiempo record, antes que la residencia llegue a su fin, fue un proceso estresante, porque así como nosotras esperábamos con ansias el libro de forma tangible, la comunidad de Esquiña también lo anhelaba y cada vez que nos cambiaban la fecha, las que quedábamos mal con ellos éramos nosotras.
Así fue que llegó el plazo y los libros vieron la luz, lo lamentable es que yo ya estaba en Santiago, y mi compañera de residencia, Ingrid, tuvo la misión de entregar los libros elaborados de forma colaborativa a la señora Victoria Mamani, presidenta de la junta de vecinos de Esquiña para ser distribuidos con la comunidad.
Todo lo que compete al libro “Procesos Colaborativos del Valle de Esquiña” ha sido un proceso lento, y tal vez tenía que ser así, no se puede exigir a las comunidades que vayan a un ritmo apresurado, ese es uno de los aprendizajes de este proceso.
Recién ahora a fines de mayo, he sabido acerca de algunas apreciaciones con respecto a los productos generados en el marco de la Residencia de Arte Colaborativa, por nombrar alguna, el profesor de la escuela, Jhoel Cáceres me comentaba que las niñas y niños quedaron muy felices al ver sus fotos plasmadas en el libro, los apoderados también agradecieron la instancia participativa que incluyó a sus hijos.
Con respecto al documental “Relatos Troperos” varias personas externas a la comunidad me han manifestado lo interesante de incluir los dibujos de los niños y niñas en forma animada como introducción o la elaboración de una canción pensada especialmente para la temática de la pieza audiovisual, creada por los artistas de Illapata, por otra parte esto también ha generado ruido en algunas personas que no supieron comprender el proceso colaborativo que buscaba integrar a todas las personas en un trabajo, finalmente ese era el objetivo de esta residencia, dar curso al concepto Ayni no solo entre una comunidad específica, también con los miembros de otros sectores, como era antaño.
Don Gregorio Guaglia, fabriquero del pueblo, me decía hace unos días que estuvieron pintando el calvario de “Santa Ana” con los nuevos profesionales de Servicio País, eso es algo que nos alegra mucho, porque si bien nuestra residencia finalizó, el Valle de Esquiña y sus distintos sectores siguen activándose, trabajando de manera comunitaria y generando nuevos nexos, alianzas y redes entre ellos y con otros agentes externos.
Aquí les dejo el libro