Comienzan las expectativas de este viaje. Nos preparamos, organizamos, coordinamos. Con nuestro proyecto en mano nos entusiasma la posibilidad de abarcar nuevos cuerpos y sumergirnos en la performatividad, su encuentro.
Vibramos con la sensación del cambio, nos parece seductora la idea de ingresar en cuerpos de un territorio tan diferente al que estuvimos en la residencia del año pasado, fisonomías, modos de habitar, modos de mover diferentes. Pasamos en un salto en el tiempo del altiplano Codpeño a los bosques y montañas de Isla del Rey.
Con todo el entusiasmo, decidimos partir a este nuevo encuentro a crear, experimentar y sumergirnos en el cuerpo de este territorio.