Escribir en un relato las impresiones primeras de esta residencia, supone detener la mirada y el quehacer para ordenar ideas…Impresiones, vivencias, viajes, de esta primera semana que resulta ser un tiempo distinto a las semanas habituales. Otro cielo, otro clima, otro territorio, personas nuevas, acogida, llegada, maletas gigantes, bártulos que en ocasiones parecen inútiles, otras veces indispensables; aportes que ayudan a establecerse en este, para uno, transitorio hábitat, para los residentes, espacio de vida y crianza de generaciones.
Escuchar el sonido y los silencios de un pueblo costero, en una isla gigante, de historia tan fuerte e intensa como sus vientos y sus fríos…La Tierra de Los Fuegos Compartidos…
Lo primero que me impacta, es la honestidad de su historia, el cómo describen y escriben en diversos relatos e imágenes, la tremenda noche del exterminio de los pueblos australes, donde guanacos “indios”, ballenas, todo fue mercancía…asentamientos que nacen a sangre y fuego, la muerte de algunos fue la riqueza de otros…imposible imaginar, para uno, la vida en esa relación agreste y en este clima, donde el invierno es noche eterna y el verano una interminable luz…
A diferencia de otras latitudes, acá el exterminio fue total, nada quedó de esa memoria, de esa lengua, de ese habitar, salvo las imágenes fugases de curas y exploradores, que lograron documentar ceremonias extintas, donde el poder y el temple de vivir casi desnudos en estas tierras se adquirían en secretas y mágicas iniciaciones…los espíritus poderosos de la naturaleza, haciendo carne los aprendizajes…luego guanacos trocados en ovejas; pampa libre en estancias ganaderas; canoas de madera, fragilidad absoluta, en pesqueros e industrias del petróleo.
Qué poderes perdimos de aprender de estos gigantes poderosos? Que magia perdimos , como pueblo, de aquellos cuyo paso apenas marcaba el territorio de sustento?
Y luego esta gran historia de los que surgieron hasta hoy, de los que fueron capaces de quedarse, de los que pasaron y desembarcaron para siempre. Vida hacia adentro de casas abrigadas , donde los tiempos los marca el viento y el oceáno, la pampa infinita, los cielos lavados siempre por aires y aguas recién llegados del sur absoluto y polar. Desde aquí todo es norte, todo es lejos. Los vecinos son del país del lado, cada travesía supone cruzar un pequeño país deshabitado, distancias que sólo un magallánico sabe poblar…
Intenso desafío, rápidas alianzas, todo dispuesto para iniciar color imagen de la tierra de los fuegos compartidos.